Las elecciones municipales del pasado domingo no solo renovaron bancas para el Concejo Deliberante, sino que generaron un profundo movimiento en el mapa político local. Como siempre ocurre en estas cuestiones, no sólo hay que mirar a ganadores y perdedores, sino que también suelen convertirse en “momentos bisagras” para ambos.
A simple vista, debemos decir que el gran ganador local fue la Alianza La Libertad Avanza, que con Juan Cerezuela encabezando la lista, obtuvo 31,70 % de los votos y sumará cuatro concejales al Concejo Deliberante; cifra que, sumada a sus dos ediles que ya ocupaban bancas, lo coloca como primera minoría.
El mensaje que dejaron Cerezuela y su espacio fue doble: por un lado, la satisfacción de haber sido votados con respaldo formidable: “La ciudadanía, hoy, nos dio un respaldo muy grande”; y, por otro, la responsabilidad que conlleva ese triunfo. En sus declaraciones quedó cristalino que no solo se trataba de ganar, sino de demostrar capacidad de gestión, coherencia con los ideales libertarios y de mantener una campaña permanente bajo los mismos lemas que ordenaba la Nación.
Ese triunfo marca varias cosas: un fuerte fenómeno de polarización política, donde los votantes parecen cada vez más dispuestos a romper con las fórmulas tradicionales; una tendencia nacional que se traslada al territorio; y un espaldarazo a quienes proponen discursos anticlase política, aunque se presentan a una elección (una clara contradicción en sí misma).
Como ya habíamos mencionado en estas líneas algún domingo atrás, La Libertad Avanza no ponía en juego ninguna banca, por lo que todo lo que consiguiera iba a ser una ganancia para el espacio.
Evidentemente, las denuncias de coimas que vinculaban a la hermana del presidente, Javier Milei, y es ya famoso “3 por ciento”, parecería que no hizo mella en los votantes libertarios locales.
Quien se quedó con el segundo lugar, Fuerza Patria, encabezada por Marcelo “Chelo” Rivero, cosechó cerca del 20,4 % de los votos y logró dos concejales, superando al oficialismo de Nueva Necochea.
El discurso de Rivero también estuvo orientado al compromiso: “Vamos a honrar la confianza que ponen en nosotros, trabajando para ellos y por ellos”, dijo en Ecos Radio.
Luego de varios años, finalmente el peronismo logró romper la barrera del 20 por ciento de los votos y hasta sumó unos 2.000 sufragios más que en 2023. Todo eso, con menos concurrencia a las urnas. Es decir, claramente fue una gran elección para Rivero y Silvia Blanco, su compañera de fórmula; si bien sólo alcanzó para renovar las dos bancas que habían puesto en juego.
Por su parte, la Agrupación Comunal Transformadora (ACT) logró también dos bancas, con un resultado que muchos calificaron como “histórico”.
La histórica agrupación vecinal necochense, logró contener las dos bancas que ponía en juego y así dejar atrás algunas decisiones que durante el último año ponían en jaque su continuidad en el legislativo local: la renuncia de Juan Pedro Arabarco y el alejamiento de Mariela Maceiro.
Ese ascenso de estas fuerzas, muestra que el electorado local no sólo premia la novedad, sino también la claridad ideológica, la coherencia entre lo dicho y lo hecho, y la cercanía con los barrios.
Como decíamos al comienzo, está claro que además de estos espacios a los que podemos considerar los “ganadores” de la elección, el de Nueva Necochea parece ser el “perdedor” del último domingo eleccionario.
El oficialismo local terminó tercero, con aproximadamente 17,8 % de los votos, en la elección más baja en la historia que haya tenido el actual intendente, Arturo Rojas.
Para Rojas, los resultados representan un fuerte mensaje de las urnas: una señal de alerta sobre la percepción ciudadana del “descreimiento”, y la insatisfacción con servicios básicos, infraestructura y estados de la calle que, según lo relataron sus propios candidatos en varias oportunidades, estuvieron a la orden del día en cada recorrida.
Rojas admitió que la elección “se terminó polarizando entre las dos fuerzas nacionales (La Libertad Avanza y Fuerza Patria) y eso afectó a muchos municipios vecinalistas, incluso con buenas gestiones. Eso también nos pasó a nosotros”, dijo en Ecos Diarios.
Esa autocrítica, pareciera, adelantará cambios: aseguró que revisará su equipo, hará ajustes en Turismo y Producción (Matías Sierra asumirá como concejal), delegaciones, incluso los cargos más visibles, como reconocimiento de que la estrategia electoral falló.
Aunque insistió en que seguirá gestionando hasta diciembre de 2027, con obras, compras de maquinaria, iluminación, mejoramiento de calles, etc., el paisaje político que encontrará al frente será uno con menos margen de maniobra, donde tendrá que negociar, consensuar y muchas veces ceder, ya que no contará con una mayoría clara.
El nuevo Concejo Deliberante tendrá a La Libertad Avanza con seis ediles, Fuerza Patria con cuatro, ACT con dos, y el oficialismo reducido a cinco, junto a bloques como UCR (1) y Avanza Necochea (2).
Eso implica varios cambios prácticos. Mayor necesidad de consenso. Nueva Necochea ya no podrá imponer su agenda con facilidad. Tendrá que dialogar con fuerzas que tienen voz y votos.
Finalizada la batalla electoral, y tras los resultados que analizamos, ahora es el tiempo de una nueva: ¿Podrá Nueva Necochea retener la presidencia del Concejo Deliberante? ¿La Libertad Avanza buscará los consensos suficientes para que esto no ocurra?
En la política siempre hay vencedores vencidos, pero también vencidos que rápidamente se pueden convertir en vencedores. En diciembre, sabremos cómo continúa la historia.
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