Durante el transcurso de la última semana, la vecina ciudad de Tres Arroyos, anunció que presentará en la Cámara de Diputados de la Nación, un proyecto de ley para crear la Universidad Nacional de Tres Arroyos (UNTA), bajo la consigna de que se transforme en “una institución que busque fortalecer el desarrollo educativo, social y económico del sudoeste bonaerense”.
El proyecto presentado por el diputado Nacional Hugo Yasky y acompañado por las diputadas Blanca Osuna y Danya Tavela, propone la creación de una universidad pública, gratuita e inclusiva, con sede en Tres Arroyos y alcance regional hacia los distritos de Adolfo González Chaves, Benito Juárez, Coronel Dorrego, Coronel Pringles, Coronel Suárez, General La Madrid, Laprida, Lobería, Monte Hermoso, San Cayetano y nuestra ciudad, Necochea.
Se podría decir que la feliz noticia tresarroyense, impacta de lleno en nuestro Partido. No sólo porque se incluye a nuestra ciudad como proyección de futuros estudiantes, sino porque nos muestra que a través de gestiones serias y apostando al futuro, hay cuestiones que se pueden concretar.
Es cierto que Necochea hoy cuenta con la Subsede Quequén de la Unicén, proyecto que se remonta al año 1996, cuando “en respuesta a la demanda expresada por un grupo de vecinos de Necochea y Quequén, la Universidad Nacional del Centro, en convenio con la Municipalidad de Necochea, creó una unidad de enseñanza que se constituyó en la primera institución universitaria pública del distrito de Necochea, con una propuesta formativa de un Ciclo Básico en Ingeniería, coordinado por las Facultades de Ciencias Exactas y de Ingeniería”.
“En el año 2010, la UNICEN dio un paso importante hacia la consolidación de la Subsede Quequén-Necochea con el establecimiento de la Licenciatura en Logística Integral, bajo la coordinación académica de la Facultad de Ingeniería. Desde entonces, el proyecto universitario ha ido creciendo a través del fortalecimiento y la ampliación de las actividades propias de las funciones sustantivas de la universidad: docencia, investigación, y extensión, fortaleciendo la vinculación con la comunidad”, reza hoy su portal web.
Sin embargo, tampoco es menos cierto que a lo largo de estos casi 30 años, la ciudad toda no ha podido consolidarla como un lugar de enseñanza de nivel universitario como se pensó en algún momento.
Por supuesto, es fácil echar culpas cuando se busca criticar algo que no salió tal lo pensado. Pero está más que claro que la ciudadanía toda tenemos alguna cuarta parte de responsabilidad en el estancamiento de la misma.
Dirigentes políticos, sociales, organizaciones no gubernamentales, las fuerzas vivas de la ciudad e incluso los medios de comunicación no hemos podido dar el salto de calidad necesario para que esta subsede se convirtiera, finalmente, en una Universidad plena, con carreras que comiencen y terminen en la ciudad y con la posibilidad no sólo de que los jóvenes no abandonen Necochea, sino que además nos permitiera recibir a estudiantes de toda la región. Básicamente, lo que hoy propone Tres Arroyos.
Tal vez, los primeros en ser nombrados tengan un poco más de responsabilidad que el resto. Y no hay que hacer distinciones en cuanto a espacios políticos: aquellos con llegada a gobiernos nacionales (ayer y hoy), a gobiernos provinciales (ayer y hoy) y los intendentes de diferentes partidos nunca han podido concretar un proyecto de estas características.
Cabe señalarse que Tres Arroyos no cuenta con ningún diputado nacional nacido en su ciudad. Es más, los tres diputados que presentan el proyecto en el Congreso, ni siquiera representan a la misma fuerza política ni a la misma provincia: Yasky es de Ramos Mejía (Fuerza Patria), Osuna es peronista de Entre Ríos y Tavela ingresó por Juntos por el Cambio (hoy Provincias Unidas), y fue Prosecretaria de Administración y Finanzas en la UNLP. Posteriormente se convirtió en vicerrectora de la UNNOBA (Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires). Además, Emilio Monzó, expresidente de la Cámara, en su visita a Tres Arroyos mostró también su apoyo a la idea.
Es decir, evidentemente cuando las gestiones son serias, hay posibilidad de que los proyectos, al menos, lleguen a los ámbitos de discusión. Por supuesto, su creación dependerá ahora de diferentes aspectos políticos y hasta económicos. Pero el primer paso, ya fue dado.
El futuro
En los distritos del interior bonaerense como el nuestro, donde las distancias se miden tanto en kilómetros como en oportunidades, contar con una Universidad Nacional representa mucho más que un logro académico: es un punto de inflexión en el desarrollo social, productivo y cultural de una comunidad.
En ese contexto, la posibilidad concreta de que Necochea se transforme en sede universitaria de nivel nacional constituye una aspiración que excede lo educativo; debería una política de Estado con impacto profundo en toda la región sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Necochea reúne condiciones estratégicas para albergar una casa de altos estudios. Es una ciudad con una identidad productiva diversificada -puerto, agroindustria, turismo, pesca y servicios-, y con un entorno natural privilegiado. Sin embargo, como ocurre en muchos municipios del interior, el acceso a la educación superior aún está condicionado por la distancia y el desarraigo. Miles de jóvenes deben emigrar cada año hacia Mar del Plata, Bahía Blanca o La Plata para poder estudiar. Esa migración educativa, que muchas veces se transforma en migración definitiva, implica una pérdida constante de capital humano y profesional.
Una universidad pública en Necochea permitiría revertir esa dinámica, generando un polo de formación y conocimiento que no solo retenga a sus jóvenes, sino que también atraiga talento de otros distritos como Lobería, San Cayetano, Balcarce, Tres Arroyos, Benito Juárez o incluso de la región centro-sur de la provincia. Es decir, el camino que hoy empiezan los tresarroyenses.
El desafío no pasa solo por instalar una institución universitaria, sino por definir un perfil académico vinculado al desarrollo local y regional. Necochea no necesita reproducir las carreras tradicionales que ya existen en las grandes ciudades. Necesita una oferta educativa que dialogue con su realidad productiva, social y tecnológica.
Carreras vinculadas con la producción agroalimentaria, la logística portuaria, la energía renovable, el turismo sostenible, la salud comunitaria y las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) podrían conformar el corazón académico de esta nueva universidad.
El puerto de Quequén -uno de los más importantes del país por su capacidad exportadora- requiere profesionales capacitados en gestión portuaria, comercio exterior y sustentabilidad ambiental. El turismo, un sector que crece en potencial pero necesita diversificación y planificación, podría encontrar en la universidad un aliado para formar técnicos y licenciados en gestión turística y hotelera con mirada regional.
Por otro lado, la salud pública y privada demanda profesionales de cercanía, especialmente en áreas como enfermería, kinesiología, terapia ocupacional y tecnicaturas médicas. La pandemia dejó en claro que los sistemas sanitarios locales se fortalecen con recursos humanos formados en el territorio.
El impacto de una Universidad Nacional en el distrito sería inmediato y multiplicador. A nivel económico, la radicación de una institución universitaria genera empleo directo e indirecto, moviliza la construcción, la infraestructura, el alquiler de viviendas, los servicios gastronómicos y culturales. Pero más allá de esa primera ola, el cambio estructural se produce en la matriz social: la educación superior es el mayor factor de arraigo.
En los pueblos del interior, la decisión de un joven de quedarse o irse muchas veces depende de la posibilidad de estudiar lo que desea. Una universidad en Necochea permitiría que cientos de jóvenes del distrito y la región no deban abandonar su comunidad para formarse. Además, estimularía la radicación de docentes, investigadores y emprendedores, generando un ecosistema del conocimiento que se retroalimentaría con el tejido productivo local.
Tal vez, sea momento de dejar de lamentarnos y “Salir de la melancolía”, como reza el clásico de Serú Girán, y comenzar a pensar en un proyecto futuro, que vuelva a poner a Necochea entre las ciudades grandes de esta región.
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