Capítulo 1
Lady U sonríe, agradece al invitado, abandona el sillón de utilería y, ya en el centro del estudio, se ubica bajo aquel enorme reflector de luz blanca, bien direccionada, capaz de proporcionarle juventud y perfección. El productor hace gestos desesperados para indicarle que la cámara dos la está tomando, y entonces Lady U. gira un poco hasta quedar en la posición correcta, mira directo a la lente y se despide de, mi público, su público, hasta mañana, hasta el día siguiente.
Cuando las luces se apagan, Lady U. recobra su aspecto natural. Aún es una mujer hermosa, pero su piel no es ni tan tersa, ni tan clara como se la ve en televisión. Mientras el productor despide al invitado, ella abandona el estudio para refugiarse en su camarín. Se desviste, se saca el maquillaje y, durante unos minutos, enfrenta su verdadera imagen reflejada en el espejo. No se reconoce de inmediato, porque a decir verdad, está convencida de ser aquella mujer de pie bajo el reflector, bañada de fama y de luz; la del espejo, en cambio, es apenas un vestigio de esa otra que soñaba con ser famosa.
Ya en ropa de calle, Lady U. esconde la mitad del rostro bajo unas enormes gafas oscuras. En el estacionamiento, el automóvil de alquiler, que el canal de televisión ha dispuesto para ella, aguarda con el motor en marcha. Se ubica en el asiento trasero, enciende un cigarrillo y baja apenas la ventanilla para dejar escapar el humo. No habla con el chofer, un joven alto, moreno, atlético, pero fantasea con él todas las noches, mientras recibe gustosa las caricias y los besos de algún galán de telenovela, siempre más joven y menos famoso que ella.
Cuando el automóvil se detiene frente a la entrada de la enorme mansión en la que Lady U. vive junto al personal doméstico y tres gatos de angora, la señorita Rodríguez ya se encuentra apostada junto a la puerta principal, pronta para tomar el abrigo y el bolso que, mi señora, la señora le arrojará sin siquiera saludarla. La señorita Rodríguez es la única empleada que tiene contacto directo con Lady U., porque, si la señora está en casa, el resto del personal se circunscribe a la cocina.
Por las noches, la señorita Rodríguez se encarga de guiar a los eventuales amantes de Lady U. hasta el dormitorio y de abrir una botella de champán. Luego se aleja y pasa la noche en la sala, lista para acompañar al visitante hasta la puerta de calle en absoluto silencio, sin miradas cómplices, sin insinuaciones. Sólo tras asegurarse de que Lady U. ha tomado sus pastillas y duerme un sueño sin sobresaltos, la señorita Rodríguez se retira a su cuarto, adonde llega el incesante cotorreo de las empleadas más jóvenes de la casa: pasitos atolondrados, murmullos, risas. De seguro, esas empleadas habrán permanecido un buen rato al otro lado de la puerta del dormitorio de Lady U. para escuchar gemidos y jadeos ajenos, y tal vez también para apreciar por el ojo de la cerradura, fragmentos de desnudez.
También deben de haberse ocultado en medio de la oscuridad del pasillo cuando la puerta de la habitación se abrió y el acompañante de la señora abandonó la casa. Qué suerte tiene la señora, pensarían al ver alejarse al galán de la telenovela de la tarde que ellas ven a escondidas de la señorita Rodríguez. Alguna de las jóvenes habría franqueado el umbral de la puerta del cuarto para ver a la distancia la espalda desnuda y los cabellos oscuros de Lady U., una oscuridad que provocaba en ella el mismo efecto que el exceso de luz: el de ocultar los años y las imperfecciones en una penumbra silenciosa, azulada, en la que Lady U. era idéntica a la diva que salía cada día en la televisión.
Al ver acercarse a la señorita Rodríguez, quien solía reprenderlas con amenazas murmuradas, apenas audibles, las empleadas alborotadas, excitadas, risueñas, corrían a sus habitaciones, donde las risas, por momentos ahogadas con besos, por otros incentivadas con caricias, perduraban toda la noche, mientras la dueña de casa mantenía un sueño sereno, vacío y oscuro, un sueño a fuerza de somníferos, tan artificial como su belleza.
Acerca de la obra
Esto es un fragmento de la novela Lady U.
Lady U. es una diva en decadencia que intenta sobreponerse al paso del tiempo, mientras tiene sexo con galanes de telenovela siempre más jóvenes y menos conocidos que ella. En paralelo, Lupe Rauf, una joven reportera, inicia su ascenso al estrellato, pero alcanzar la fama tiene un precio: acoso, manipulación y pérdida de identidad.
Luego de trabajar más de una década en televisión, la autora crea una historia donde realidad y fantasía se confunden. Lady U. es una novela sobre el poder efímero de la imagen, la fragilidad del éxito y revela el lado oscuro del espectáculo. Una invitación a sumergirse en un universo donde nada es lo que parece
Sobre la autora:
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Cintia Lepere (Necochea, 1982) es redactora especializada en textos literarios. Trabajó más de doce años en medios de comunicación. Fue premiada en el certamen El Niño, el Joven y los Derechos Humanos (1999 y 2000). Participó como autora invitada en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (2015). Formó parte de cuatro antologías dirigidas por Diego Paszkowski. Su primera novela, El Perro Fiel, publicada en 2016. Coordina talleres y ofrece seminarios de escritura creativa.
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