El próximo domingo 26 de octubre, los bonaerenses volveremos a las urnas en un clima de escasa efervescencia política y una llamativa falta de difusión institucional. Aunque el proceso electoral avanza sin sobresaltos formales, el ambiente ciudadano se percibe distante, casi ajeno, a una jornada que definirá representaciones clave en distintos niveles del Estado.
En nuestro distrito, donde la política suele entrelazarse con la vida cotidiana del puerto y la producción, el desinterés podría traducirse en una participación menor a la esperada, algo que preocupa tanto a las autoridades electorales como a los espacios en pugna.
Entre los aspectos más comentados de estas elecciones figura la situación de la boleta de La Libertad Avanza (LLA), espacio que ha atravesado tensiones internas y cuestionamientos en torno a la presentación de su nómina provincial. Las idas y vueltas sobre la validez de determinadas candidaturas generaron confusión entre los propios militantes libertarios, mientras la Junta Electoral evaluó reclamos y observaciones que demoraron la confirmación final de las listas.
El “caso Espert”, no sólo provocó la posibilidad de que la Boleta Única Papel pudiera volver a imprimirse (al cierre de este comentario aún había dudas en La Plata), sino también una movida interna que determinó que Diego Santilli (PRO), quien estaba en el tercer lugar, terminara reemplazando al economista José Luis Espert en la cabeza de la nómina.
Por otro lado, también se Fuerza Patria ha mostrado algunas cuestiones particulares. Entre ellas, la más destacada para los necochenses es la inclusión de Jimena López, actual presidenta del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, como segunda candidata a diputada nacional. Su incorporación tiene una doble lectura: por un lado, consolida un vínculo directo entre el puerto -uno de los motores económicos más importantes del sudeste bonaerense- y el armado político de Sergio Massa y el gobernador, Axel Kicillof, en el territorio provincial.
Además, la posiciona como una figura con proyección hacia el ámbito legislativo, en un contexto donde la gestión portuaria ha ganado relevancia estratégica para Necochea.
Otros necochenses también integran algunas boletas para diputados nacionales. Si bien las chances para ingresar al congreso parecen escasas, Antonio Corona es parte de la nómina de Proyecto Sur, que tiene a Ricardo Alfonsín como principal figura política.
De la misma manera, los representantes de Alberto Samid tendrán la misión, al igual que los otros partidos, de enseñarles a los vecinos como es el nuevo sistema. La lista del Frente Patriota Federal lleva a María Laura Ferreyra, marplatense de nacimiento, pero desde hace un tiempo radicada en nuestra ciudad, en el puesto 16.
En cuanto al proceso de votación, la gran novedad de esta elección será la implementación del sistema de Boleta Única de Papel (BUP) en la provincia de Buenos Aires. Cada votante recibirá una hoja oficial, entregada por las autoridades de mesa, en la que figuran todas las agrupaciones políticas y sus candidatos. El elector deberá marcar con una cruz o tilde el casillero correspondiente al espacio o candidato de su preferencia, pudiendo votar lista completa o de manera diferenciada para cada categoría. Luego, la boleta se pliega y se deposita en la urna. Este sistema, utilizado ya en varias provincias argentinas, busca garantizar igualdad de condiciones entre las fuerzas políticas y reducir el gasto y las controversias por el faltante o robo de boletas partidarias tradicionales.
Sin embargo, más allá de la mecánica electoral, lo que sobresale en esta campaña es la falta de entusiasmo ciudadano. Los medios locales han dado escasa cobertura al proceso, y en muchas localidades ni siquiera se han realizado debates o presentaciones públicas de los candidatos. La ausencia de un clima de definición -sumada al desencanto generalizado hacia la política- puede derivar en una baja participación, fenómeno que, de repetirse, afectaría la legitimidad de los resultados y reforzaría la distancia entre representantes y representados. En el caso de Necochea, donde históricamente la participación electoral ha superado la media provincial, una merma significativa podría tener un peso simbólico fuerte y abrir interrogantes sobre el futuro del vínculo entre la sociedad y sus instituciones.
Las elecciones del 26 de octubre se presentan como una cita con el deber cívico más que con la esperanza. Con boletas cuestionadas, nombres que intentan capitalizar gestiones locales y un electorado cansado, la jornada podría ser un espejo de un tiempo político de transición, donde el desafío principal ya no parece ser ganar una elección, sino volver a convocar el interés ciudadano por el acto de votar.
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