Se podría decir que la que pasó fue una semana de definiciones. O, mejor dicho y haciendo una alegoría futbolera, de “semi definiciones”, al estilo Copa Libertadores o Sudamericana. Es que lo que se preveía en referencia a varios temas políticos/económicos de la ciudad, en realidad fueron “pateados hacia adelante”, como popularmente reflejan los hinchas futboleros.
El primero de los puntos que parecía definirse durante la semana tiene que ver con la conformación de una fórmula polinómica para que se determine, de forma bimestral, el valor del boleto plano de colectivos.
El proyecto había sido elaborado por el oficialismo de Nueva Necochea en el Concejo Deliberante y parecía encaminarse a su aprobación durante la sesión desarrollada en La Dulce. Sin embargo, a pedido de algunas bancas de la oposición, se decidió pasar a comisión el proyecto.
Lo que parecía un trámite y podía empezar a darle repuesta a una situación muy compleja para la ciudad, como lo es el transporte público de pasajeros, finalmente los ediles decidieron tomarse un poco más de tiempo para analizar la situación.
A ser sinceros, la fórmula polinómica planteada por el concejal Bartolomé Zubillaga no terminó de convencer a la mayoría. Al menos, así lo dejaron entrever algunos ediles de la oposición. Incluso, en las últimas horas, se conoció que el bloque de la ACT, con Rosario Roldán a la cabeza, se encuentra trabajando en la conformación de otra fórmula, con más datos estadísticos que la anterior, y que podría contar con el apoyo de otros espacios políticos. Incluso, la actualización no sería de forma bimestral, sino que se extenderían un poco más los plazos.
Seguramente, la semana que comienza y la próxima, antes de la sesión ordinaria del Concejo, habrá nuevas reuniones en las comisiones y, de concretarse un segundo proyecto, se verá de qué forma acuerdan para, al menos, definir el tema en la sala de debate.
El otro tema que parecía de pronta resolución era el de la denominada “tasa portuaria”. El proyecto para crear el Fondo Compensador Vial Solidario, presentado por Unión por la Patria-PJ tenía el acompañamiento del Ejecutivo y todo se encaminaba a su aprobación.
Si bien no fue incluido en el orden del día que se presentó y debatió en la vecina localidad de nuestro Partido, las próximas reuniones en las comisiones deberían darle el toque final al proyecto y ver si finalmente se aprueba.
Tiempo de prórroga
Siguiendo con las alegorías futboleras, la semana dejó dos temas que parecen definirse en “tiempo extra”.
El primero de ellos, la prórroga a la concesión del servicio público de energía por parte de la Municipalidad de Necochea y la Usina Popular Cooperativa “Sebastián de María”, quedó en un stand by.
El proyecto aprobado por el Concejo y que tenía el acuerdo entre ambas instituciones, aún no termina de convencer a una de las partes interesadas: la propia UPC.
La traba está dada desde el ámbito económico. Como ya se ha dicho en varias oportunidades, la cooperativa energética no quiere firmar hasta tanto no se termine de acordar la deuda que el municipio mantiene con la entidad.
A su vez, el Ejecutivo espera que sea el Oceba el que audite la situación. Mientras tanto, si bien ya hubo un compromiso de pago de parte de esa deuda, el consenso aún no ha llegado a finiquitarse. Es por esto que, hasta ahora, el Consejo de Administración de la UPC no firmó el convenio, aunque sí lo hizo con el mantenimiento del alumbrado público.
La última materia que aún estaba en discusión tenía que ver con la concesión de los elevadores que hoy son explotador por la firma Terminal Quequén SA. Luego de dos prórrogas otorgadas por el Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, todo hacía prever que finalmente se llamaría a una nueva licitación.
Según las palabras de la propia presidenta de la estación marítima local, Jimena López, hace poco más de un mes el Consorcio envió el pliego de bases y condiciones para comenzar con el proceso licitatoria. Sin embargo, ante la falta de respuesta, el jueves pasado se anunció la prórroga por un año más para que la mencionada firma continúe al frente de su explotación.
Si bien hubo una definición, como decíamos al comienzo de esta nota, la realidad es que la misma apunta más a ganar tiempo para poder concretar una nueva licitación y que los elevadores queden en manos de la misma u otra firma por un período de tiempo de, al menos, 25/30 años.
Mientras todo esto ocurre y algunos tratan de “pararla con el pecho y no tirarla afuera”, queda bien claro que hoy por hoy, lo que sobra es el “baile de la gambeta”.
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