Chile propone usar sus puertos para potenciar comercio con Argentina
El comercio internacional en América Latina vive un momento clave, marcado por la necesidad de fortalecer vínculos estratégicos entre países vecinos para competir con mayor eficiencia en los mercados globales. En este contexto, Chile y Argentina están dando pasos firmes hacia una integración más profunda, impulsando un modelo de complementariedad económica que aprovecha las fortalezas logísticas de ambos territorios.
La propuesta chilena de utilizar sus puertos para facilitar la salida de productos argentinos hacia terceros mercados —especialmente Asia— representa una oportunidad transformadora no solo para la relación bilateral, sino para el posicionamiento de ambos países en el escenario global.
En el marco del Encuentro de Negocios Chile-Argentina 2025, realizado en la Embajada de Chile en Buenos Aires, se firmó un Acuerdo de Colaboración entre ProChile (la agencia de promoción de exportaciones del gobierno chileno) y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI).
El acuerdo, que promete incrementar en 10 millones de dólares el comercio entre ambos países, tiene un objetivo más ambicioso: convertir a las dos economías en socios estratégicos para exportar en conjunto a mercados de alto potencial, como el asiático.
Durante la inauguración del evento, el director general de ProChile, Ignacio Fernández Ruiz, subrayó que “Argentina y Chile son una plataforma tremenda para el comercio internacional”, destacando la extensa frontera compartida de más de 5.000 kilómetros como una ventaja geográfica para el desarrollo conjunto.
La idea de una plataforma logística binacional
Uno de los puntos más innovadores planteados por Fernández Ruiz fue el de aprovechar los puertos chilenos como una vía ágil y competitiva para la salida de productos argentinos hacia terceros mercados, especialmente Asia. Al mismo tiempo, propuso que Chile también utilice puertos argentinos para determinados destinos.
Esta visión apunta a una integración logística regional, donde los puertos dejan de ser exclusivamente infraestructuras nacionales y se convierten en herramientas de cooperación económica. Para Argentina, acceder a los puertos del Pacífico representa una alternativa estratégica, en especial para las provincias del norte y el centro-oeste del país, que se beneficiarían con menores costos de transporte y tiempos de envío más cortos hacia Asia.
Por su parte, Chile podría también ver beneficios en la complementariedad productiva, dado que muchas cadenas de valor podrían integrar insumos argentinos con destino final fuera del continente.
Exportaciones chilenas en cifras récord
El impulso chileno a esta estrategia se sustenta en el buen momento de su sector exportador. Durante 2024, Chile alcanzó un récord histórico de exportaciones por US$ 100.000 millones, con un desempeño sobresaliente en minerales, productos alimenticios y servicios.
Este crecimiento se da en un contexto global complejo, con tensiones comerciales, guerras de aranceles y restricciones logísticas en varios puntos del planeta. A pesar de ello, Chile ha sabido posicionarse como un actor confiable en el comercio internacional, gracias a su red de tratados comerciales y su infraestructura portuaria eficiente.
ProChile considera que esta experiencia puede ponerse al servicio de un modelo de cooperación con Argentina, país que también posee un perfil exportador significativo en sectores como agroindustria, energía y biotecnología.
Asia, un mercado clave para la expansión conjunta
La propuesta de salir al mundo desde puertos chilenos tiene un objetivo claro: Asia. Fernández Ruiz fue enfático al afirmar que ambos países deben “pensar en un negocio común más allá de fomentar el comercio bilateral”. Esto implica diseñar estrategias regionales de inserción en mercados donde la demanda crece de forma sostenida, como China, India, Indonesia y Vietnam.
Estos países concentran gran parte de la población mundial y, además, cuentan con una clase media en expansión, lo que se traduce en una creciente necesidad de alimentos, productos de consumo, tecnología y servicios. La combinación de la oferta exportable de Argentina (en especial en el agro y la energía) con la logística eficiente de Chile puede ser una fórmula ganadora.
La visión estratégica que impulsa este acuerdo no se limita al transporte de bienes. También abre posibilidades en términos de infraestructura compartida, digitalización de procesos aduaneros, interconexión ferroviaria y centros logísticos binacionales.
Ya existen ejemplos de integración logística exitosos en otras regiones del mundo —como la Unión Europea— donde países sin litoral marítimo dependen de puertos vecinos para exportar con eficiencia. En América del Sur, este modelo todavía está en construcción, pero acuerdos como el firmado entre ProChile y AAICI demuestran que hay voluntad política para avanzar.
Además, este tipo de alianzas puede atraer inversiones privadas en sectores clave como energía renovable, agrotecnología y procesamiento de alimentos, fortaleciendo las cadenas de valor regionales.
Sin embargo, la implementación de esta estrategia no estará exenta de obstáculos. Entre los principales desafíos se encuentran:
Coordinación burocrática y aduanera: aún existen diferencias normativas y procesos lentos en frontera.
Infraestructura vial y ferroviaria: las rutas que conectan el centro de Argentina con los puertos chilenos necesitan mejoras.
Voluntad política sostenida: para que estos acuerdos prosperen, se requiere continuidad más allá de los ciclos de gobierno.
Confianza empresarial: las empresas de ambos países deberán apostar por este modelo como un cambio estructural, no solo coyuntural.
Superar estos retos dependerá de la capacidad de ambos gobiernos de trabajar en conjunto, generar incentivos, y facilitar el intercambio con marcos normativos modernos y eficientes.
Más allá de los intereses bilaterales, este tipo de acuerdos puede funcionar como un modelo regional de integración productiva y comercial. En lugar de competir entre sí, los países pueden complementarse para ganar competitividad en el mercado global.
El Mercosur y la Alianza del Pacífico —bloques a los que pertenecen Argentina y Chile respectivamente— podrían encontrar en estas iniciativas una vía de articulación pragmática, con beneficios concretos y visibles para los sectores productivos.
La propuesta chilena de utilizar sus puertos para favorecer las exportaciones argentinas es más que un gesto logístico: es un llamado a pensar la integración regional desde una lógica de cooperación estratégica. En tiempos de incertidumbre global, los países que apuestan por construir alianzas sostenibles son los que logran mayor resiliencia y capacidad de crecimiento.
Si Argentina y Chile logran avanzar en esta dirección, no solo podrán incrementar su comercio bilateral, sino también posicionarse como una plataforma de exportación eficiente y moderna hacia los mercados más dinámicos del mundo. El desafío está planteado, y el futuro del comercio sudamericano podría pasar por sus puertos.
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