Una figura en la playa y bajo los tres palos
Como arquero de distintos equipos de la Liga Necochea de Fútbol o como guardavidas en Quequén, Francisco José Tieftrunk nunca pasó desapercibido. Sigue trabajando en el ámbito privado y jugando en equipos comerciales
Por Juan José Flores
Redacción
Como arquero o guardavidas, Francisco José Tieftrunk es una de esas figuras que nunca pasó desapercibida en la cancha o en la playa.
Por estos días, luego de una larga cuarentena, fiel a su filosofía de vida, quiere aprovechar cada minuto y por eso entrena a diario para encontrarse en condiciones para el próximo verano.
Si bien se jubiló como guardavidas municipal hace unos años, desde 2018 trabaja todos los veranos en un balneario céntrico. “Me siento en condiciones, si no no lo haría”, señaló Francisco, que con su característica cabellera larga no da muchas pistas sobre su edad.
Muchos piensan que él es quequenense, por su larga trayectoria como guardavidas en las playas de Quequén, pero Tieftrunk nació en Necochea.
“Yo nací en Necochea, pero en verano soy de Quequén”, dijo el viernes, luego de andar en kayak y nadar en el río.
El guardametas
“Mi carrera futbolística fue entrecortada”, dijo Tieftrunk, que comenzó a jugar en las inferiores de Isabel La Católica, donde atajaba en primera, pero era cinco en la tercera.
Luego pasó a Villa del Parque y jugó en Palermo en 1985.
Pero luego se fue a vivir a Brasil, donde sólo jugó algún que otro partido de fútbol playero. “En el 88 Abel Coria me llamó y me preguntó si quería jugar en el equipo de Grupo Universitario de Tandil”, explicó Francisco.
Su mayor continuidad fue entre los años 95 y 98, cuando jugó en Villa del Parque, en Sudamérica de Miramar, en Estación Quequén y finalmente en Isabel La Católica, donde finalmente colgó los guantes como arquero de torneos de la Liga Necochea de Fútbol.
Sin embargo, nunca dejó de jugar en torneos comerciales, donde aún permanece activo y espera que finalicen las restricciones para volver a atajar.
El guardavidas
Francisco Tieftrunk comenzó a trabajar como guardavidas en 1983, en un balneario céntrico. Pero poco después fue contratado por el municipio y fue enviado a Quequén, donde desarrolló toda su carrera, hasta su jubilación, en 2015.
Recordó que comenzó a trabajar José La Torre y Juan Pablo Carricart y que durante los veranos que pasó trabajando como guardavidas, de a poco se fue obsesionando con las playas, hasta sentirlas como propias.
Pero en 2015 se jubiló y pensó que el retiro era definitivo, pero en 2018 lo convencieron para volver a trabajar en el sector privado en el balneario Zeus.
Entre idas y vueltas
Tieftrunk vivió un largo tiempo en Brasil. Todo fue a partir de la idea de irse de vacaciones con su amigo y compañero de trabajo Jorge Moreno.
“Nos conocíamos de chicos, habíamos jugado juntos en la Escuela Cruz y cuando empezamos a trabajar juntos decidimos irnos después de temporada a Brasil”, explicó.
Cuando llegaron allí la estadía comenzó a alargarse. “Para tener una idea, con lo que acá te tomabas una cerveza, allá te comprabas 13, así que no tardamos en darnos cuenta de que éramos ricos”, bromeó Tieftrunk.
Por ello con Moreno, hoy ya fallecido, tuvieron la idea de volver al año siguiente y comprarse una posada, pero como siempre ocurre con las cambiantes reglas económicas en la región, cuando volvieron las condiciones eran distintas.
No obstante, Francisco vivió en Salvador de Bahía durante tres años. “Allí es carnaval todos los días”, explicó Tieftrunk, que vivió el Mundial de 1986 en Brasil.
La banda de Jesucristo
Aunque por su imponente figura y su eterna melena, muchos piensan que Tieftrunk es surfer, él explicó que nunca pudo pararse en la tabla, a pesar de que tuvo como maestro a Pedro de Ilzarbe uno de los pioneros del deporte en Quequén. No obstante, cuando conoció el bodyboard, se divirtió muchísimo practicando esa especialidad con Germán Moras, otro de sus grandes amigos.
Además, desde 2000 Francisco también se ha dedicado a viajar en bicicleta junto a un grupo de amigos. Así, ha estado en la altura de Salta y recorrido gran parte del país. Más recientemente, viajó junto a Fabián Oholeguy, por la costa hasta Punta Indio.
Y su alta figura también se ha convertido en protagonista en el ámbito del automovilismo, como el “Jesús” de La banda de Jesucristo que acompaña a Juan Bautista De Bendictis en los distintos circuitos del Turismo Carretera.
Si bien la cuarentena lo obligó a dejar el entrenamiento durante 55 días, Francisco retomó con todo la actividad física. Siempre le ha gustado entrenar e incluso fue preparador físico del equipo de Huracán.
El entrenamiento físico es tan necesario para él como respirar. Por ello se encuentra en condiciones de volver a trabajar en la playa en el próximo verano y lo espera con ansias. Y allí seguirá mientras se sienta en condiciones de practicar el rescatismo, con su larga melena y su eterno bronceado.///