Un artista que elabora sus obras en cuero
Walter Fidelibus creció en el sur de la provincia de Córdoba. Aprendió en su familia el oficio de la soguería. En las últimas décadas se ha convertido en un referente de este arte y en un constante representante de Necochea allí donde va
Por Juan José Flores
Redacción
Walter Fidelibus es cordobés, pero no tiene acento porque creció en Cavanagh, una pequeña localidad ubicada casi en el límite con la provincia de Santa Fe y a 150 kilómetros de Colón, en el norte bonaerense.
Aunque ha pasado la mayor parte de su vida en Necochea, lo siguen llamando “El cordobés”. Él, sin embargo, allí donde va, se encarga de remarcar que representa a nuestra ciudad, donde han nacido cinco de sus seis hijos.
Walter creció en el campo y aprendió de su familia a realizar trabajos de soguería y talabartería. No fue hasta que se radicó en Necochea, hace 33 años, que comenzó a convertir esa afición en un oficio y luego en una profesión.
Hoy, los trabajos de soguería y talabartería de Fidelibus se encuentran entre los emprendados de gauchos de todo el país y algunas de sus creaciones han llegado incluso a Estados Unidos, Inglaterra, Uruguay y Chile.
“Yo me crié en el campo. Mis tíos eran sogueros y a mí siempre me gustó la artesanía”, dijo Felidibus, que por la calidad de sus trabajos desde hace tiempo es convocado como jurado de emprendados en fiestas tradicionales en toda la provincia.
Walter vino a la provincia de Buenos Aires como trabajador rural y hace 33 años se radicó en Necochea. Fue aquí donde comenzó a realizar algunos trabajos de sogueria por encargo y lo que comenzó como una actividad que hacía en su tiempo libre, empezó a convertirse en una fuente de ingresos.
Cuero crudo
Mates, fundas de cuchillos, sogas, cabezadas, bozales, cabrestos, riendas, bastos y estribos de los recados, entre otras artesanías tradicionales, comenzaron a llamar la atención de los apasionados de lo gaucho. De los elementos de cuero de uso habitual en el trabajo de a caballo en el campo, Fidelibus pasó a realizar soguería cada vez más fina por pedido.
“Soy un apasionado de lo que hago y siempre trato de superarme”, dijo Walter. Eso lo llevó a convertirse en uno de los sogueros más destacados de la región y no tardaron en convocarlo como jurado de emprendados en domas, desfiles y fiestas tradicionales.
Desde hace años es jurado en la Fiesta Nacional del Emprendado, que se realiza en la ciudad de Mar del Plata. Allí fue elegido como representante de la región.
También realiza tareas de jurado en las fiestas tradicionales de Coronel Dorrego, Ramón Santamarina, Lobería, Tres Arroyos, Benito Juárez, San Cayetano y Juan N. Fernández.
Una pasión
Obsesionado y apasionado como es, Walter se puso a estudiar la historia de la silla de montar, los primeros recados y la evolución de los mismos, para tener un conocimiento más amplio sobre el tema.
Aunque su mayor patrimonio son las tres décadas que ha dedicado a trabajar con cuero. “Yo voy a buscar el cuero al matadero, lo lavo, lo desgraso y lo lonjeo”, explicó.
Se trata de un proceso largo y completamente artesanal. A diferencia de otros artesanos, los sogueros no cuentan con maquinaria especializada, todo es manual e incluso las herramientas suelen ser creadas por ellos mismos.
“Es un arte que se ha ido perdiendo con el tiempo”, explicó Fidelibus. “Ya preparar el material es bravo. No hay químicos, no hay máquinas, todo es hecho a mano”, afirmó.
Debido a lo especializado y artístico del trabajo y a que existen cada vez menos sogueros, Fidelibus se ha convertido en toda una referencia de este arte a nivel regional e incluso nacional, donde sus obras son reconocidas.
Walter no firma sus trabajos, entiende que son tan personalizados que no existe uno igual a otro. Por ello también es buscado.
Él, mientras tanto, no se cansa de decir que allí donde va representa a Necochea, a pesar de que todos lo conocen como “El cordobés”. Tras pasar 33 de sus 55 años en la ciudad, indudablemente es más necochense que de Cavanagh, esa pequeña localidad del departamento de Marcos Juárez, en el sur de Córdoba, donde todavía tiene a la mayor parte de su familia.
“Este trabajo me ha dado muchísimas satisfacciones”, dijo Fidelibus, que ha recibido reconocimientos por su labor allí donde va.
Por estos días, la cuarentena no ha podido detenerlo. Siguió trabajando en su taller, dedicando entre ocho y nueve horas al día al oficio. Aunque se ha impuesto como límite sólo trabajar hasta las 19 para no exigir la vista.
“Son muchos años de trabajar fino”, dijo Fidelibus en referencia a las delgadísimas tiras de cuero con las que elabora sus delicadas artesanías.///