Un actor con el corazón en Energía
Sus bisabuelos fundaron el restaurante San Antonio en ese paraje en 1948. José Escobar vino a vivir a Necochea a los 11 años para estudiar, luego se trasladó a Mar del Plata y finalmente a Capital, donde comenzó a hacer teatro
Por Juan José Flores
Redacción
José Escobar es diseñador gráfico y fotógrafo, pero su vocación más profunda es el teatro. Días atrás volvió a escena con la séptima temporada de la obra “El amor es un bien (presencial)”, en el Metropolitan Sura, de la Capital Federal.
Su historia de vida comenzó hace 48 años en el paraje Energía, a 50 kilómetros de Necochea. Sus bisabuelos fueron los fundadores de un comercio tradicional del lugar, el restaurante San Antonio.
“Energía es mi cable a tierra. Cuando la Capital me absorbe, me escapo a Energía. Ahí está la casa de mi familia, el negocio. En marzo antes de la cuarentena me fui allí y me quedé casi 10 meses”, explicó José.
Luego de tantos meses de postergaciones, esta semana volvió a subir a escena con la obra que le ha permitido incluso ganar un premio Trinidad Guevara. “El amor es un bien (presencial), del dramaturgo y director Francisco Lumerman, está basada en la obra teatral Tío Vania, del autor ruso Chejov”, explicó Escobar.
Precisamente por su larga trayectoria en el teatro independiente, donde ya había ganado un premio por la obra “Sencilla”, es que Lumerman lo convocó hace varios años para trabajar en “El amor es un bien…”.
Un largo camino
“El arte siempre estuvo en mí”, explicó Escobar. De chico le gustaba dibujar y también cantar y actuar. Había montado un escenario sobre unos de cajones de bebidas y verduras que había detrás de su comercio.
“De Energía me fui con apenas 11 años a estudiar a Necochea, a la Escuela industrial, porque en el paraje no había secundario”, señaló.
El primer año lo pasó en una pensión. “Mirándolo desde aquí, fue terrible, porque era un niño. Viajaba casi todos los fines de semana a casa”, recordó.
“Al segundo año mis abuelos se fueron a vivir a Necochea. Viví con ellos en el barrio 9 de Julio hasta que terminé sexto año”, señaló.
Cuando terminó el secundario se fue a estudiar diseño a Mar del Plata. “Me gustaban mucho todas las ramas del arte: construir, diseñar, dibujar, escribir, pintar, esculpir. Así que hice dos carreras: diseño y fotografía”, precisó.
Luego José se fue a estudiar cine a Buenos Aires, pero terminó estudiando fotografía publicitaria.
Pero además, siempre estaba latente la idea de actuar, por eso se anotó en un taller que brindaba Thelma Biral.
“La primera clase sentí que mi cuerpo estaba vivo y mi alma explotaba. Seguro que hice cualquier cosa, pero me sentí libre como aquel niño que estaba arriba de los cajones de frutas. Fueron hermosos esos años”, explicó.
“Cuando le conté, mi padre me dijo: es lo que tendrías que haber hecho desde el primer momento”, agregó.
Luego, estudió cinco años con Agustín Alezzo y más tarde con Julio Chávez. De allí al teatro independiente hubo un paso.
“La peleo mucho. Es muy difícil vivir del teatro y del independiente, más”, aseguró. “Yo además elijo que hacer. Nunca me gustó estar por estar en una obra. Elijo personajes que alimenten mi vida, mi pasión y me ayuden a crecer”.
Tras actuar en un importante número de obras de teatro independiente, participó hace muchos años de una película independiente filmada en Entre Ríos, mientras que en televisión realizó pequeñas apariciones en unitarios, entre ellos Doce Casas, que se emite por la TV Pública.
Por otra parte, en teatro también ha trabajado como asistente y en cine como director de arte en dos filmes.
Aunque la mayor continuidad artística la ha tenido con la obra “El amor es un bien”, que arrancó en 2015. “Desde el primer momento el público la adoptó. Y desde ahí no paró. Hubo viajes, premios y hermosos elogios de la prensa”, explicó José, que tiene 48 años y espera en 2021 poder concretar varios proyectos que se postergaron el año pasado: tres obras de teatro como actor y varias como escenógrafo.
“Todavía hay mucho que aprender. Mi vocación es el arte, desde el escenario, desde una imagen, desde una escenografía. La idea es llegar a los otros”, indicó.
“Me gustaría filmar cine y también tele. Quiero aprender un poco el ritmo y el lenguaje de los dos”, señaló el actor.
Energía
“Mis bisabuelos tenían campo atrás de Energía”, recordó el actor José Escobar.
En 1948, ante el anuncio de que se iba a hacer una nueva ruta, la 228, comenzaron a construir un restaurante, que se llamó San Antonio.
De acuerdo a José, hay dos versiones sobre los motivos por el que le pusieron ese nombre. La primero porque había fallecido Antonio, uno de los hijos de su bisabuelo.
Según la segunda, le impusieron ese nombre al restaurante porque había nacido José Antonio Escobar, padre del actor. ///