Tres grietas que marcan el presente político del país
La analista Lara Goyburu reflexionó sobre la elección reciente
ROCÍO MAGALÍ SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
Entrevistada en el programa “Punto de Vista” por Ecos Radio la analista política Lara Goyburu, integrante de la consultora Management & Fit, brindó un extenso análisis tras las elecciones nacionales, en diálogo. Su mirada se centró en un fenómeno que, según subraya, se vuelve cada vez más determinante: el peso de una nueva generación de votantes que se socializó políticamente de manera distinta y que representa la mitad del padrón electoral argentino.
“Hay una porción importante de la población que marcó un mensaje al sistema político en su conjunto”, señaló Goyburu . “No fue solo al oficialismo nacional, sino a todo el sistema. Y ese mensaje tiene que ver con la necesidad de continuar por un camino que ya fue marcado, aunque hoy no esté generando grandes beneficios para la mayoría”.
Según explicó, el electorado optó entre dos certezas: el pasado conocido y la incertidumbre del futuro, eligiendo en su mayoría esta última. “No fue una elección sobre el presente —dijo—, porque todos coincidimos en que el presente no es bueno. Fue una elección entre volver a lo conocido o apostar por algo distinto, aunque no sepamos bien qué traerá.”
Goyburu considera que el trauma con el pasado reciente sigue pesando en la decisión de muchos votantes, y que eso se combina con una “grieta generacional” que se expresa cada vez con más claridad en las urnas.
El voto joven y una nueva lógica
Desde Management & Fit, la consultora viene estudiando la composición del padrón electoral. “Casi el 50% de los votantes tiene menos de 39 años”, recordó Goyburu. “Y esa generación se ha socializado políticamente de otra manera, especialmente en la virtualidad. Creció escuchando a los adultos quejarse de la política y de la economía argentina, en un contexto de altibajos permanentes.”
A diferencia de generaciones anteriores, estos jóvenes y adultos jóvenes no esperan trabajos estables de ocho horas ni una trayectoria laboral lineal, explicó. “No es que busquen menos derechos, sino que imaginan el futuro del trabajo de otra forma. Por eso, cualquier reforma laboral debería dialogar con ellos, no con el modelo de hace treinta años.”
Goyburu planteó que esta nueva generación encuentra representación en el discurso del oficialismo nacional, que “ha logrado encarnar su espíritu”. En los estudios por edad —dijo—, “los menores de 40 años comulgan más con las medidas del gobierno que los mayores de esa edad”.
Uno de los conceptos que desarrolló la analista es el del “voto avergonzante”, una categoría que describe a quienes prefieren no expresar públicamente su elección. “En las encuestas es cada vez más difícil detectar ese voto”, explicó.
Entre septiembre y octubre —detalló—, el clima de opinión era adverso al oficialismo debido a los problemas económicos. “Ocho de cada diez personas nos dicen desde mayo que tuvieron que recortar sus hábitos de consumo, y más del 50% declara que llega con dificultades a fin de mes”, precisó.
En ese contexto, muchos votantes “no decían que iban a apoyar al gobierno, quizás por vergüenza o por el ambiente social, pero lo hicieron igual”, apuntó. Ese electorado, añadió, eligió volver a apostar por la incertidumbre del futuro antes que regresar a un pasado conocido, incluso aunque su situación actual sea compleja.
Goyburu sostuvo que la Argentina atraviesa tres grietas simultáneas que condicionan el escenario político: una generacional, una de género y otra territorial.
“La primera es evidente —dijo—: el 50% del padrón tiene menos de 39 años, y ese porcentaje seguirá creciendo hacia 2027. Es una generación distinta, con experiencias vitales y expectativas diferentes.”
La segunda grieta es de género. “El padrón está dividido en partes iguales entre varones y mujeres, pero cuando medimos imagen positiva o negativa del gobierno, encontramos diferencias claras: las mujeres son más reticentes. En parte, porque siguen siendo el sostén emocional y económico de muchas familias, y han sido particularmente afectadas por la situación actual.”
La tercera grieta es territorial. “Desde 1820 en adelante —recordó—, ha existido una tensión entre el interior del país y la provincia de Buenos Aires. Hoy vuelve a emerger: hay expresiones que pueden resonar en el conurbano pero que no caen bien en el interior, y eso se refleja en las urnas.”
Goyburu advirtió que estas tres grietas se superponen, y que comprenderlas exige estudios más complejos. “Si analizamos el presente electoral de forma compartimentada, vamos a seguir haciendo lecturas equivocadas”, subrayó.
Desafíos para la política
Consultada sobre las reformas laborales en discusión, Goyburu insistió en que, aunque no es especialista en ese campo, cualquier debate debe considerar la estructura real del trabajo en el país. “Hay un porcentaje muy alto de informalidad, muchos monotributistas y trabajadores con pluriempleo. Entonces, las reformas no pueden pensarse solo para el sector registrado.”
Finalmente, reflexionó sobre la dificultad de los partidos opositores para comprender el cambio de época. “No es solo un problema del peronismo o del kirchnerismo —aclaró—. Todas las fuerzas políticas enfrentan el mismo desafío: entender a este nuevo electorado que se socializó de manera distinta, que tiene una experiencia vital diferente y que no se siente interpelado por los liderazgos tradicionales.”
“Del otro lado, agregó, ese electorado no encuentra referentes que hablen su idioma, que les pregunten qué necesitan o qué esperan de la política. Todavía se les propone volver a un pasado que ya no existe.”///
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