Silencio, habla Fangio
Recuerdos de la visita del “Quíntuple” hace cuatro décadas
En medio de la incertidumbre y de un clima de mucha efervescencia en Necochea y en todo el país por el inicio de la Guerra de Malvinas, nuestra ciudad recibía en una fecha como la de hoy, nada más ni nada menos que a Juan Manuel Fangio. Fue en vísperas del Premio Malvinas Argentinas de TC, que se entregaría en la X Vuelta de Necochea.
La misma debía disputarse al día siguiente, en el Circuito Semipermanente de Quequén “Benedicto Campos” y finalmente se suspendió a causa de la lluvia.
El Chueco de Balcarce, tuvo históricamente una ligazón muy grande con nuestra ciudad.
Primero por sus tiempos de futbolista, cuando era el insider derecho (luego número 8 o interior, según pasaron los años), de la selección serrana y vino a medirse en aquellos
Selectivos ante nuestros combinados y posteriormente, ya en la génesis dentro de su carrera como piloto, cuando todo lo que soñaba el hijo de Loreto y Herminia (ambos inmigrantes italianos), era solamente correr en autos y ni por asomo se imaginaba con todo lo que vendría posteriormente.
Vale destacar que el bicampeón de TC en 1940 y 1941 con Chevrolet, hizo su debut oficial dentro del deporte motor (ya había corrido un par de competencias no oficiales en Benito Juárez en 1936 y 1937, con el seudónimo de Rivadavia), en Necochea el 27 de marzo de 1938 a bordo de un Ford V8 y logró un valioso tercer puesto en la segunda serie.
Por tal motivo, entre tantos otros quien fuera jefe de la Misión Argentina en las 84 Horas de Nürburgring en 1969, cuando se constituyó la hazaña de los Torino en el mítico circuito alemán, fue condecorado en la Municipalidad como “Huésped de Honor”, por las autoridades de ese tiempo y posteriormente brindó una charla en el Auditorio del Casino, abierta al público donde con su tono pausado y en forma amable, respondió todo tipo de preguntas.
El automovilismo como factor humano
Fangio tetracampeón argentino de la categoría Fuerza Limitada entre 1947 y 1950, recorrió todos caminos y pistas, y se constituyó en una leyenda que atravesó su disciplina deportiva, sin embargo más allá de los lauros, la posibilidad viajar por el mundo y tutearse con lo más sofisticado del jet set internacional, a la hora de resaltar que fue lo más importante que le dejó el automovilismo, Fangio (ganador de las 12 Horas de Sebring en 1956 junto a Eugenio Castelotti con Ferrari y en binomio con Jean Behra en 1957 a bordo de una Maserati), indicó que “lo que más valoro es la parte humana de las carreras. El respeto de mis colegas, de los mecánicos e incluso de mis adversarios tanto en Europa, como en el Turismo Carretera.
Nosotros teníamos una rivalidad muy fuerte con Oscar Alfredo Gálvez, él de Ford y yo de Chevrolet, había barras y demás, sin embargo en los viejos grandes premios llegamos a compartir hasta la misma cama, porque no había lugar donde dormir”. Señaló quien por ese entonces era presidente honorario de Mercedes Benz.
La seguridad vial
Hoy existen campañas para concienciar a la gente de la importancia del uso el cinturón de seguridad, del peligro del uso del celular mientras se maneja y el daño que puede generar el consumo del alcohol o de cualquier otra sustancia a la hora de subirse a un auto. Sin embargo ese tema a Fangio, lo desvelaba ya en ese entonces y sostenía que: “Los accidentes de tránsito, sobre todo en la ruta se producen de la forma más tonta y por distracciones. Eso me mortifica mucho, porque en un segundo, una desconcentración puede arruinar una familia. Por eso cuando voy con alguien de acompañante y lo veo que dice, que lindo paisaje, automáticamente le digo. Vas a manejar o vas a disfrutar del paisaje? Otra cosa que hay que tener en cuenta, cuando uno sale a la ruta es que contrariamente a lo que uno piensa, es más peligroso el auto que va lento, que el que va muy rápido, porque el primero de ellos, uno nunca sabe como va a reaccionar”, sostuvo el padrino deportivo de Juan Manuel Bordeu, campeón de TC en 1966 y el tío de Juan Manuel Fangio II, quien lo acompañó en esa visita a Necochea, piloto de la F2 Argentina en ese entonces y posteriormente campeón IMSA en los EEUU.
Reutemann
Otro de los temas de la charla, fue Carlos Alberto Reutemann quien harto ya de estar harto, desmotivado por haber perdido el campeonato de 1981 de F1 a manos de Nelson Piquet, por un solo punto en Las Vegas, había decidido días antes luego de abandonar en el GP de Brasil en Jacarepaguá, retirarse de la máxima, tras 10 años donde ganó 12 carreras e hizo 6 poles. Si bien la relación entre el Chueco y el Lole, no fue de una proximidad absoluta, tuvo palabras de reconocimiento para con el santafesino e indicó que “Es una lástima que se haya retirado, realizó una gran carrera, estaba en un gran momento y se mantuvo 10 años entre los mejores. A veces fue medio irregular, pero siempre resultó un gran profesional. La Fórmula 1 de hoy, requiere de muchos compromisos y exige mucho, quizás esté algo desgastado”, expresó y consultado sobre si había tomado contacto con él o si Reutemann, le había pedido un consejo, con la
misma precisión con la que entraba y salía de las curvas expresó: “no lo hice y respecto a los consejos, uno no puede darle consejos a alguien que no se los pide”.
Larrauri
Más allá del retiro de una figura consular como la de Reutemann, el país automovilístico tenía todas las esperanzas depositadas en que otro santafesino llegara a la F1. Oscar Rubén Larrauri.
Luego de una temporada Internacional de F3 en 1979, desarrollada en Argentina donde el Granadero Baigorria, sorprendió a propios y extraños, ganándole en Balcarce a Michelle Alboreto (subcampeón de F1 en 1985), estaba destacándose en la F3 Europea y Fangio junto con Froilán Gónzález, habían hecho mucho esfuerzo porque esté ahí y sobre Popy manifestó “tiene un gran potencial, está más sereno y eso se nota. Ganó en Nürburgring y está puntero en el torneo. Ojalá se le dé”, analizó sobre quien luego ese año logró el campeonato de F3 y llegó en el Gran Circo durante la temporada de 1988.
Nürburgring 1957
La victoria más importante de Fangio o la más recordada de tantas es la “Carrera del Siglo”, llevada a cabo el 4 de agosto de 1957, en el mítico Nürburgring de los 22 kilómetros y más de 150 curvas, donde el Chueco ganó su quinto y último Mundial, recuperando una desventaja de 58’’ con su Maserati y prevaleciendo sobre las Ferrari de Mike Hawthorn y Peter Collins, acerca de esa competencia evocó: “Yo nunca fui un piloto espectacular, pero ese día manejé como nunca. Nosotros teníamos que hacer una parada en boxes para cargar nafta y cambiar los neumáticos, porque los nuestros se desgastaban con el paso de las vueltas. Estimaba que tomando una ventaja de 29’’, si lo lograba podía ingresar y volver a pista adelante. La diferencia la hice, pero los mecánicos tardaron muchísimo tiempo y cuando volví a pista estaba a 50 de las Ferrari’’. Entonces decidí utilizar las marchas altas. Donde entraba en segunda, lo hacía en tercera y donde lo hacía en tercera, utilizaba la cuarta, así gané la carrera batiendo 9 veces el récord de vuelta y me pasearon en andas camino al podio”.
Con esa simpleza de Viejo Viscacha, con la que contó semejante hazaña, Juan Manuel Fangio, el admirado por todo el arco de la F1, desde Alain Prost a Senna, pasando por Emerson Fittipaldi y Jackie Stewart, el hombre que le aportó mayor seguridad de triunfo a la Argentina antes del desembarco de Monzón y Vilas y posteriormente de Maradona, el que ganó 24 carreras en 51 presentaciones (casi una carrera ganada por dos corridas), quien logró 28 poles, el que descolló en Mercedes, el eterno quíntuple, el que no pudo ganar Le Mans y se quedó con ganas de correr las 500 Millas de Indianápolis, el domador de las máquinas, el rival de Alberto Ascari, de los Gálvez y Stirling Moss, el admirador de Jim Clark, el que llegó a Europa en 1949 con la intención de ganar una carrera y ganó 6 dejando a toda la cátedra asombrada, el que se salvó de los accidentes de Monza en 1952 y el de la Buenos Aires- Caracas en 1948, el piloto más eficaz de la historia de la F1 y el que con sabiduría decía que los mecánicos te podían hacer ganar o perder una carrera, cerró la charla ante la admiración y el cálido aplauso del público, que disfrutó de una lección de vida hace 40 años. ///