Primarización de las exportaciones
La economía argentina requiere del ingreso de divisas para recomponer su nivel de reservas, así como retomar una senda de crecimiento económico y social, que sin divisas se hace imposible
Por Gustavo Idígoras (*)
Para Ecos Diarios
El mes de octubre fue de contrastes para el complejo agroexportador argentino, tras el buen ritmo de liquidación de divisas de septiembre causado por el Decreto 576/22 (dólar soja). Luego del récord de U$S 8.163 millones de ingreso de divisas, se profundizó la caída de la industrialización, el aumento de la capacidad ociosa del polo de crushing y la pérdida de competitividad frente a dos jugadores de peso, como Brasil y Estados Unidos.
El fuerte ingreso de dólares a partir de las ventas de soja de septiembre dejó a los productores con un mayor oxígeno financiero, para enfrentar los gastos que depararán la campaña de granos gruesos. Pero más allá de este hecho puntual, percibimos que se frenó de manera sustancial el flujo de materia prima –sobre todo soja- hacia la exportación, acopios y cooperativas. No es para menos, porque se pasó en solo un mes de 12,5 millones de toneladas comercializadas de poroto a 500.000 toneladas.
Una vez más, la capacidad ociosa de la industria ha dado un salto enorme.
Desindustrialización del complejo sojero
Además, se ha registrado un alza en la desindustrialización del complejo sojero, lo cual trae aparejado una merma en el ingreso de dólares. La industria pasó de procesar 3,14 millones de toneladas en agosto de este año a 2,87 millones de toneladas en septiembre, situación que generó un impacto directo en el índice de utilización de capacidad instalada, que bajó de 54% a 49%. Este dato no es menor, porque al tomar como referencia el volumen de molienda a máxima capacidad, este déficit fue del 44% y en algunas plantas llegó a superar el 55%.
El complejo sojero no logra revertir una tendencia que es crónica en los últimos años y asistimos a un notorio crecimiento de las exportaciones de granos, por sobre el agregado de valor como harina y aceite. Al extender el análisis a los primeros nueve meses del año, se ratifica este panorama. Entre enero y septiembre de 2021, el polo sojero procesó 32,9 millones de toneladas de poroto, mientras que en el mismo período de este año se industrializaron 29,5 millones de toneladas, que representaron una caída de 3,34 millones de toneladas.
La primarización exportadora crece. En septiembre, se exportaron 1,16 millones de toneladas de poroto, un incremento de 252% en relación a los despachos de agosto, que acumularon 331.000 toneladas. En paralelo, las exportaciones de aceite perdieron 122.000 toneladas (un 28,4%) y las de harina retrocedieron 91.000 toneladas, un 5%.
La economía argentina requiere del ingreso de divisas para recomponer su nivel de reservas, así como retomar una senda de crecimiento económico y social, que sin divisas se hace impracticable. La primarización de exportaciones es el camino contrario, y va a profundizar la carencia de divisas.
Por otra parte, nuestros principales competidores avanzan en el rubro de industrialización, mientras el polo de crushing local sigue en su dinámica de retroceder casilleros. La molienda de soja nacional se encuentra congelada desde 2015, mientras en el resto del universo productivo de la oleaginosa, este índice creció. En los últimos ocho años, Brasil aumentó su crushing en 11 millones de toneladas, un incremento de 27%, mientras que Estados Unidos creció en 10 millones de toneladas y subió en un 19% su poder de industrialización. De este modo, una industria eficiente y con la capacidad instalada de producción más elevada del mundo trabaja a media máquina.
(*) Presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC)