“Necochea tiene, en la región, la mayor superficie per cápita de espacios públicos”
Expresó el arquitecto Martín Sarasíbar al referirse al Parque Miguel Lillo. Para él, esto implica un costo y, a su vez, un desafío para mantenerlo. Detalló las problemáticas urbano-ambientales y lamentó la pérdida de valores patrimoniales
Julieta Moreno
Redacción
“Necochea tiene, en la región, la mayor superficie per cápita de espacios públicos y eso tiene un costo y es algo que debemos pensarlo como desafío en cuanto al mantenimiento”, indicó el arquitecto Martín Sarasíbar, al referirse al parque Miguel Lillo y a la necesidad de hacer “intervenciones razonables” para conservarlo y protegerlo.
En diálogo con Ecos Diarios, dio su punto de vista de la ciudad en cuanto a la gestión urbano-ambiental. Lamentó la pérdida de valores patrimoniales, entre ellos, el Casino y consideró que hay problemáticas estructurales que no se han resuelto en los últimos 25 años e incluso que se han agravado. Sin embargo, se mostró muy optimista sobre el futuro de la ciudad teniendo cuenta su perfil agroexportador, turístico y la posibilidad de contar con un territorio natural con gran potencialidad.
Martín Sarasíbar nació en Necochea. Realizó su etapa escolar en el Colegio Nacional y estudió Arquitectura en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Además, a lo largo de los años, realizó posgrados y postítulos en gestión pública y urbana. Se dedicó a su profesión en forma particular a partir de su estudio de arquitectura y, en los últimos años –ya con 30 años de carrera-, sumó también una consultoría en gestión ambiental y urbana. En 2003, fue secretario de Planeamiento y Medio Ambiente, cargo que ocupó durante ocho años. Desde el Colegio de Arquitectos, asesoró a distintos municipios y hoy continúa desarrollando esta tarea en forma particular. Además, desde hace tres décadas es docente en educación superior.
“La realidad no ha cambiado”
“La realidad de la ciudad no ha cambiado ni se ha modificado en los últimos 25 años”, fue lo primero que marcó Martín Sarasíbar durante la entrevista, al pensar el estado actual de Necochea.
Teniendo en cuenta su participación y reflexión como arquitecto en el “Habitar Necochea –Quequén” (1996), el plan estratégico de 1998-99 y el proceso que se concretó con el Plan Urbano Ambiental que finalizó en 2007-2008, consideró que “esa agenda de problemáticas” que se diagnosticaron en aquellos trabajos “se han agravado o no se han mejorado tanto”.
Entre las problemáticas, mencionó principalmente “el soporte de infraestructura y de servicio” y aclaró que “no es solamente la red de agua y cloacas sino la gestión del recurso hídrico”. En segundo lugar, citó el sistema de movilidad que incluye calles, arterias y accesibilidad y siguió con el arbolado público, la gestión del espacio público y el tratamiento de los bienes de patrimonio cultural y ambiental.
“Si pensamos en los dos principios claves de todo proceso de planificación que son garantizar la función social del territorio y la sostenibilidad a futuro, es muy difícil pensar que estamos mejor que antes, es más, el statu quo es aún más crítico”.
Sobre por qué no se avanza en dichas problemáticas, indicó: “No cargo todas las tintas en las gestiones posteriores a la nuestra o a nuestra gestión misma porque hay que tener en cuenta los contextos”. En este sentido, explicó que, por un lado, está el contexto nacional y provincial y, por otro, la dimensión local, donde el municipio debe asumir el liderazgo. “Aquí indudablemente en los últimos años ha habido una interrupción de aquellas políticas públicas que pudieron haberse gestionado para lograr mejoras o mitigar alguna de estas problemáticas de la agenda urbana ambiental”.
Para él, “no ha habido medidas conducentes para mejorar la accesibilidad del suelo para los sectores más vulnerables”, como “tampoco se mejoró el sistema de cloacas y agua” y agregó que, en este aspecto, “lo que se amplió no acompañó el crecimiento”. Para detallar esta situación, contó que en el 2007, tras la caracterización que se hizo del sistema sanitario, se estableció que había que reemplazar el 60% o 70% del sistema de distribución de agua y no ha habido cambios.
Un código de los ochenta
Con relación al crecimiento que ha tenido la ciudad, además de la falta de acompañamiento de los servicios, Sarasíbar dijo que otro de los problemas es que “no se modificó el Código de Ordenamiento Territorial -a excepción de algunas enmiendas mínimas- y responde a una lógica de ciudad de la década del 80”.
Teniendo en cuenta los lineamientos que se proponía el Plan Urbano Ambiental, Sarasíbar dijo que “no hemos podido integrar y potenciar los dos grandes perfiles socioeconómicos de nuestra zona, por un lado, el servicio agroexportador y, por otro, el turismo” y tampoco se pudo “maximizar las potencialidades de las localidades del interior del distrito para dotar de servicios al sector agroexportador”. Además, indicó que es necesario trabajar en una síntesis de las identidades de Necochea y Quequén para potenciar una sola mirada. “Somos una sola ciudad, Necochea y Quequén, pero con identidades distintas”.
Sobre la participación de las entidades intermedias y del sector privado en relación a pensar y trabajar por la ciudad, indicó que son “los gobiernos los tienen que convocar y liderar las transformaciones”. En general, dijo que “en los últimos años no ha habido convocatoria” en parte porque –según él- los medios y las nuevas tecnologías han cambiado la forma en que se relacionan las personas. “La participación tiene que ser convocada por el Estado y con acciones concretas, es decir, trabajar en función de objetivos y con metas procedimentales”.
La pérdida del patrimonio
Por otra parte, lamentó que “se hayan que perdido en los últimos años muchos valores patrimoniales”, entre ellos, mencionó el espigón de pesca, la estación de trenes de Quequén y el Complejo Casino –a su criterio-, en este último caso, “por desidia municipal”. “Somos una comunidad relativamente nueva y no podemos darnos el lujo de perder estos significantes”.
Al pensar una salida para el casino, expresó que “es una parte nuestra y deberíamos intentar recuperarlo” y consideró que para potenciarlo se podría recurrir a una “instancia público-privada”, haciendo un análisis enfocado en ese sitio.
“Me enteré que se va a abrir un casino en Villa Gesell, se mejoró el de Sierra de la Ventana, el de Tandil se va a mejorar, el de Mar del Plata es intocable y acá todavía estamos pensando qué hacer no solo con el casino sino con lo que es más importante los empleados que están vinculados a la actividad”.
Por un manejo sostenible
En relación al parque Miguel Lillo, aclaró que “es público” y agregó que “tiene que tener una intervención razonable”.
“En el plan de manejo del parque que generamos en su momento se instaba a promover la conservación y sanidad de la masa arbórea y a tener un criterio de manejo sostenible sobre el costo que significa tener 500 o 600 hectáreas de espacios públicos”, indicó.
En este sentido, dijo que “Necochea tiene, en la región, la mayor superficie per cápita de espacios públicos y eso tiene un costo y es algo que debemos pensarlo como desafío en cuanto al mantenimiento”.
Según contó, en el plan de manejo del parque, se promovía tener cuentas afectadas y destinar todo lo recaudado de las concesiones para enriquecerlo, potenciarlo y sostenerlo y aclaró que debe mantenerse como espacio público.
El puerto en la ciudad
Con respecto la gestión de Arturo Rojas, indicó que “no vi revertir infinidad de aspectos y perfiles de nuestra agenda de problemáticas y eso está relacionado con una intención y voluntad de no querer revertir ciertas instancias centrales en la gestión urbano ambiental”.
Para Sarasíbar, es necesario revisar la gestión territorial de todo el distrito, incluido Puerto Quequén. En este punto, expresó: “La prioridad tiene que ser la comunidad de Necochea y principalmente la de Quequén que sigue siendo el área de sacrifico de la gestión portuaria. Es una ciudad que está atravesada por la lógica portuaria y eso hay que detenerlo”.
“No digo que no tiene que estar el Puerto, pero sí tiene que potenciarse en función de los beneficios de la sociedad en su conjunto”.
Para terminar, se mostró muy optimista y expresó que avizora “un futuro fantástico”. En este sentido, se preguntó: “¿Qué comunidades del país tienen la posibilidad de disponer del complejo agroexportador, de formar parte, aunque ahora de forma mínima, del sector pesquero, estar vinculados al turismo de sol y playa y además contar un soporte territorial y de naturaleza que es la maravilla para muchos ojos? Los que vienen de afuera no lo pueden creer y nosotros tampoco”. ///
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