Murió a los 96 años Rina Morán, voz inolvidable de la radio argentina
Debutó en El Mundo siendo una niña y acompañó a varias generaciones de oyentes
Un silencio se produjo en el ambiente. Una voz calló, pero su archivo, su amplio archivo, quedará disponible para las próximas generaciones, y así se evitará su olvido. En las últimas horas se confirmó la muerte de Rina Morán, figura indiscutible y determinante en la historia de la radiofonía argentina. A sus 96 años, llevaba una vida desde su más tierna infancia recorriendo los pasillos de las emisoras.
Rina no podía haber tenido un nacimiento más simbólico: llegó al mundo en un circo, entre el bullicio de las carpas y la magia de los espectáculos itinerantes. “Nací en un circo donde actuaba mi papá. Se llamaba Lupo. Y tuvieron que parar en Ingenio Colombres, Tucumán, para que yo naciera”, recordaría con su tono inconfundible en un antiguo reportaje a Diario Popular.
El arte corría por sus venas. Su padre, José Tresenza, era actor y formaba parte del elenco estable de Radio El Mundo, una emisora que replicaba la estructura de la BBC de Londres y que se convirtió en el hogar de la pequeña cuando apenas tenía siete años. Mientras otros niños jugaban en las plazas, ella aprendía a modular su voz y a dar los tonos justos bajo la dirección de grandes maestros como Idelfonso Rodríguez.
A los ocho años, su destino quedó sellado con una prueba de radioteatro. La emisora buscaba la voz de un niño para interpretar un papel desgarrador en El Cielo y Tú, una adaptación radiofónica de una película de la época. Su padre la llevó al casting con la intuición de que tenía algo especial. Y no se equivocó. “Cuando me tomaron la prueba y vieron que leía bien, me dejaron en el elenco para hacer cualquier personaje de nenes”, contaba con orgullo. No cualquiera entraba en esas producciones, donde brillaban figuras como Martín Zabalúa y Sara Prósperi.
El comienzo de una extensa carrera
Su infancia transcurrió entre micrófonos y libretos. “En vez de ir a mi casa a tomar la leche después del colegio, yo me iba a la radio”, decía con una mezcla de nostalgia y felicidad. A los 14 años, llegó el dilema inevitable: ¿actriz o locutora? “Me dijeron: ‘Elegí qué querés ser’. Y elegí la locución. Fui aprendiendo al aire”, confesaba.
Pronto su talento la llevó a compartir escena con figuras como Niní Marshall, Luis Sandrini y Lola Membrives. Fue testigo y protagonista de la evolución del medio, desde los programas en vivo con orquesta hasta la irrupción del humor costumbrista y el auge del magazine matutino.
Entre los años 60 y 70, su voz fue emblema del Fontana Show, el programa que Cacho Fontana convirtió en un fenómeno de la radio. Su espontaneidad y frescura la hicieron imprescindible en el ciclo, que marcó un antes y un después en la manera de hacer radio. Allí compartió el aire con su inseparable María Esther Beba Vignola, con quien más tarde también brillaría en Rapidísimo, el clásico de Héctor Larrea en Radio Rivadavia.
Rina Morán fue más que una locutora: fue una narradora de su tiempo. Vivió y relató momentos históricos, como cuando Juan Domingo Perón visitaba las emisoras y ella debía moderar el fervor de la audiencia. También estuvo allí cuando Edith Piaf, en su paso por Buenos Aires, exigió que quienes asistieran a su presentación en Radio El Mundo vistieran de gala. “Nos pusimos lo mejor que teníamos, aunque la radio fuera solo voz”, contaba Morán entre risas.
Desde Radio Rivadavia y el grupo Alpha Media, donde pasó gran parte de su carrera, despidieron a Morán con un mensaje que resume su impacto: “Rina Morán fue una gloria de la radiofonía que dio prestigio a nuestra emisora. Expresamos nuestro pesar y hacemos llegar a sus familiares y seres queridos nuestro más sentido pésame”.
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