Más problemas para ganar dinero en el sector privado
Un análisis a partir de la caída del PBI durante los últimos 12 años, no augura una reactivación inmediata
Por Diego Giacomini (*)
Comienza un nuevo año, se inicia una nueva década. Hay nuevo gobierno. Alberto Fernández promete reactivación económica. En este marco, vamos a analizar el estado de situación heredado y las primeras medidas económicas para intentar anticipar si los objetivos serán alcanzados o si, por el contrario, las cosas saldrán mal.
El nivel de actividad viene derrapando hace años. Cuando se compara el PBI real de fines de 2019 con respecto a fines de 2015 y fines de 2011, se observan caídas punta a punta de -5,2% y -3,8%; respectivamente.
En este marco y con una población que crece a un ritmo de anual de +1,1%, el PBI per cápita 2019 cerraría por debajo del cierre del 2015 (-8,9%); del 2011 (-12,6%) y 2007 (-4,4%), registrando una caída punta a punta a lo largo de los 12 años que engloban los dos gobiernos de CFK y la presidencia de Mauricio Macri.
Esta performance del PBI se agrava con el paso del tiempo, lo cual no puede sorprender a nadie. Hacer las cosas mal durante doce años, necesariamente debe tener mayores costos y peores consecuencias que hacerlas mal durante 8, 6 o 4 años, ya que los malos resultados se acumulan unos sobre otros, multiplicando los costos que el sector privado debe pagar.
En este sentido, en el período 2012/2017 el PBI varió a una tasa promedio anual de +0,2% con años impares positivos que se compensaban con años pares negativos. Sin embargo, la macroeconomía ya ni siquiera pudo sostener está dinámica de estancamiento, y hubo caídas consecutivas en 2018 y 2019.
La mala macro mata la micro, y la caída del nivel de actividad se traduce en ventas más bajas, menores ingresos, mayores costos y peores rentabilidades. Las firmas están cada vez más ahogadas y, al igual que la macroeconomía, también se achican. En este contexto, hay que tener un buen diagnóstico del origen del problema.
Diagnóstico en mano, hay que ver si las políticas diseñadas y aplicadas por el nuevo gobierno tienden a solucionar o agravar los problemas. En el primer caso, la economía dejará de caer, habrá un punto de inflexión y más tarde se rebotará, comenzando a salir de la dinámica de los últimos 10 años. Por el contrario, en el segundo caso, seguirá la actual tendencia.
Ahogados
De acuerdo con nuestro diagnóstico, la economía argentina no crece porque el sector privado, que es el sector que produce y genera riqueza, no puede hacer negocios, ni ganar dinero. El sector privado no puede hacer negocios ni ganar dinero, porque el Estado lo ahoga a impuestos y regulaciones. Al no poder hacer negocios, ni ganar dinero, no hay incentivos a aumentar la capacidad de producción.
Las empresas, sobre todo, las micro pymes y las pymes, no invierten y no acumulan stock de capital, con lo cual no expanden su frontera de producción. Algunas ni siquiera amortizan todo su stock de capital, por lo cual su frontera de producción se achica. En este marco, no se toman trabajadores o se reduce la dotación, con lo cual el salario real cae. Como consecuencia, el consumo baja y la demanda agregada cae más, retroalimentándose un espiral negativo.
La Argentina está totalmente descalzada de la realidad internacional y regional, enfrentando una presión tributaria entre dos y tres veces mayor que los países con el mismo nivel de ingreso per cápita.
La cantidad de impuestos y de regulaciones también es récord mundial. Entre Nación, provincias y municipios, antes del Alberto Fernández el sistema tributario argentino contaba con 163 impuestos, que impactaban sobre casi todas las actividades económicas del país: 40 nacionales; 41 provinciales y 82 municipales. Paralelamente, las regulaciones ascendían aproximadamente 69.000. Ahora son más.
La pregunta clave
La pregunta clave a contestar es una sola: ¿Las medidas del nuevo gobierno de Alberto Fernández vienen a desarmar o agrandar esta problemática a partir de la cual la economía se achica, desahogan o ahogan más a los privados?
De acuerdo con nuestro análisis, el paquete de medidas económicas de Alberto Fernández es más de lo mismo, lo cual agrava los problemas de fondo que le impiden hacer negocios y ganar dinero al sector privado, con lo cual lo más sensato es pensar y anticipar que la tendencia proseguirá, en
lugar de parar y revertirse.
¿Qué efectos tienen las medidas económicas del paquete Fernández en materia de actividad? Las medidas atentan contra el ahorro, la inversión, la acumulación de capital, la producción y el crecimiento económico, porque no sólo agrandan el tamaño del Estado, aumentando el peso del gasto público, la cantidad de impuestos, la presión tributaria y el stock de regulaciones, sino porque potencian el intervencionismo estatal a lo largo y a lo ancho de todo el sistema económico, paralizando y ahogando cada vez más al sector privado, a quien cada vez se le hace más difícil hacer negocios y ganar dinero.
La (buena) teoría económica austríaca, que siempre usamos en E&R para analizar y anticipar la coyuntura económica, es muy clara y contundente en cuanto los efectos económicos de las principales medidas económicas de Alberto Fernández: más allá de lo que se comunique en los medios, lo más lógico sería esperar y anticipar una profundización de todos los problemas macroeconómicos en materia de nivel de actividad, monetarios, cambiarios e inflacionarios en el mediano y largo plazo.
En este contexto en el cual se termina dando irremediablemente la lógica por medio de la cual, «más de lo mismo, pero más intenso y arrancando de pisos cada vez más bajos, conduce inexorablemente a peores resultados», las firmas y los agentes económicos individuales deben tomar decisiones económicas y financieras defensivas.
No es hora de inversiones, de planes de negocios ambiciosos, ni expansivos, porque sus probabilidades de éxito son muy reducidas. Y si por algún milagro, nuestra empresa, negocio o sector son un cisne negro que gana más dinero, también hay que ser defensivo y no dudar en armar un colchón.
La lógica de este gobierno es ir tras las rentabilidades y perseguir los beneficios privados. Si un determinado año el negocio es rentable, al siguiente año es (casi) seguro que la voracidad fiscal se le viene encima.
Cansancio y hastío
Hay cansancio y hastío en el sector privado. Pero sería un grave error permitir que este cansancio y hastío nos hiciera pensar: «»la economía va a dejar de caer y va a rebotar, porque ya hace mucho tiempo que vienen cayendo, y no se puede caer indefinidamente; por el contrario, ya hemos tocado fondo»».
Por el contrario, la economía no dejará de tener tendencia negativa ni por arte de magia, ni porque ya cayó durante mucho tiempo. La economía dejará de caer si y sólo si se corrigen los problemas de fondo que hacen que para las empresas y los agentes económicos sea cada vez más difícil hacer negocios y ganar dinero.
Desgraciadamente las medidas económicas del gobierno de Alberto Fernández tienden a agravar todos los problemas más graves. Peor aún, los agravan con una potencia, velocidad y homogeneidad nunca anteriormente vista. Nadie se salva.
En este contexto, lo más lógico es esperar un agravamiento de la situación macro en el mediano y largo plazo. Por otra parte, hay que tener en claro que mientras no se desahogue al sector privado achicando al Estado, bajando el gasto, los impuestos, las regulaciones y todo el intervencionismo en materia de precios y cantidades, la Argentina seguirá achicándose, y cada vez será más difícil hacer negocios y ganar dinero.
(*) Economista jefe de la consultora Economía & Regiones.