“Lobo” con piel de “Decano”
Charla con Omar Pérez sobre su vida futbolística y el presente como formador
Omar Pérez respira vestuario y césped, prácticamente desde que tuvo uso de razón y desde ahí nunca se pudo despegar del rectángulo de juego. Primero como jugador de Gimnasia, donde era el atractivo de la Tribuna del equipo “Mensana”, con sus desbordes y sus enganches pegado a la raya, luego en Rivadavia, donde logró una gran cantidad, para posteriormente darle paso al entrenador fundamentalmente de divisiones infantojuveniles y hoy con las chicas de Rivadavia, donde viene de conseguir el Torneo 2021 de la Liga Necochea de Fútbol.
Presente glorioso en el fútbol femenino
Omar Pérez viene de cerrar el año deportivo con una sonrisa, luego de clasificarse como el primer campeón de esta nueva etapa del fútbol femenino, dirigiendo a las chicas de Rivadavia, quienes vencieron a Ministerio en la final disputada en el Panamericano. Acerca de este tema, el ex futbolista del Aldosivi de Mar Del Plata, indicó que: “Fue un desafío muy lindo el de dirigir a las chicas y poder lograr el campeonato, dentro de un torneo donde a diferencia de la etapa anterior del fútbol femenino se vieron más equipos, se hizo un lindo campeonato y se va mejorando creo en todas las instituciones y ojalá que esto siga para bien del fútbol femenino”, señaló “El Omar.
Sus inicios en Gimnasia
Pero antes del técnico, Omar fue un excelente delantero del fútbol local y con proyección dentro del fútbol regional. Su punto de partida fue en Gimnasia y Esgrima. Acerca de aquel arranque en El Lobo, evocó que “En Gimnasia tuve un paso hasta 1977, cuando me fui a jugar a Aldosivi y luego entre 1978 y 1979, que me compró Rivadavia. Fueron mis primeros años dentro del fútbol y los mejores. Más allá de que después gané títulos en Rivadavia y con la Selección juvenil de Necochea. Pero creo que jugar en un club de barrio es lo más importante para uno”.
El desembarco en El Lobo
La familia de Omar lleva el fútbol en la sangre y a Gimnasia particularmente dentro de ella, por eso estaba cantada su llegada al club con fuerte arraigo familiar y sobre esos años recordó que “Ya mis hermanos jugaban ahí. Uno es Juan Domingo o “Chachi” quien luego se fue a jugar a Huracán de Tres Arroyos, Luis, Carlos y Alberto todos jugaron conmigo en Gimnasia y de la mano de ellos llegué. Empecé primero en la quinta división, luego jugué en cuarta y a los 14 años, ya debuté en la primera división.
Alma de wing
La vida futbolística de Omar Pérez, tuvo una aliada. La raya de cal y más precisamente la del extremo izquierdo. Desde allí formó su gran carrera, metiendo centros precisos con cualquiera de los dos perfiles o enganchando para adentro y pegándole al arco de derecha aprovechando su pierna más hábil. En cuanto a sus características como jugador se define de la siguiente manera “siempre fui derecho, pero no me molestaba jugar desde el costado izquierdo porque usaba bien las dos piernas. Entonces me daba lo mismo jugar por cualquiera de las dos puntas. Pero casi siempre jugué por el extremo izquierdo. Por suerte nunca tuve dramas de perfil. Algo inusual en ese momento y QUE ahora se ve mucho”, indicó el admirador del “Piqui”, Enzo Ferrero. Aquel wing izquierdo que brillo en Boca a principios de los 70, de paso por la Selección argentina en el inicio del ciclo de Cesar Luis Menottti en 1974 y posteriormente al título del mundo conseguido por Argentina en 1978, como así también quien dejara una huella indeleble por el Sporting de Gijón de Españá, y quien sirvió de espejo para Pérez, porque tenía salvando las distancias características similares a las de su juego.
Rivadavia su etapa
más gloriosa
Está claro que la época más recordada de Pérez como futbolista, fue durante su estadía en Rivadavia, en la cual logró cinco títulos y tuvo la posibilidad de jugar con varios de sus mejores socios tal el caso de Abel Anibal Coria, cuando éste vino de ascender con Tigre, Carlos Ángel López, aquel volante ofensivo que jugó en Racing, Selección Argentina en la Copa América de 1979, River Plate, Argentinos Juniors y aquel inolvidable Estudiantes de 1975 dirigido por Carlos Bilardo subcampeón del Nacional, subcampeón del River de Angelito Labruna o Miguel Landesa a quien considera por su inteligencia, como el compañero con el mejor se entendió dentro de una cancha o el Gringo Straccia. Y en virtud de ello, es ineludible dedicarle un párrafo al “Decano”: “En Rivadavia armamos muy lindos equipos. Ni bien llegué en 1980, logramos salir campeones casi de punta a punta. Ahí ya jugaba muchas veces de enganche o de cuarto volante. Otro equipo que recuerdo muy bien fue el de 1989/1990 dirigido por José María Silvero, con el que llegamos a instancias decisivas en el Torneo Regional peleando con Huracán de Tres Arroyos y Aldosivi, ese año tuve la mala fortuna de lesionarme. Además del de 1984, donde también peleamos hasta las instancias finales y perdimos la clasificación con Círculo Deportivo de Otamendi, que después jugó el último Nacional de Primera División en 1985. Ahí me acuerdo también que dejamos escapar puntos en Dolores, donde teníamos que haberle ganado a Ever Ready y empatamos, pero se hizo una muy buena campaña. Además eran torneos donde ganar ganar de visitante costaba mucho y la pasabas bastante mal”, completó Omar Pérez. Hombre de fútbol, cálido, amable, cordial, referente y “Lobo” con piel de “Decano”.///