La previa de San Cayetano: fe, pan y comunidad
La parroquia Santa Teresita se prepara para recibir el 7 de agosto
ROCÍO MAGALÍ SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
En una sala de la parroquia Santa Teresita, se respira algo más que el aroma a pan casero recién horneado. A días de celebrarse la tradicional fiesta de San Cayetano, un grupo de voluntarios y voluntarias ya se organiza por turnos para preparar espigas, pancitos y botellitas.
“Estamos esperando al peregrino”, expresó el padre Gonzalo Domench. “Ese que tal vez este año viene con mucha tristeza porque perdió el trabajo, o con mucha ilusión, porque necesita pedirle al Sanca una mano”. San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, convoca cada 7 de agosto a cientos de personas en la capilla del barrio 9 de Julio. Y este año, más que nunca, la comunidad quiere estar lista para recibirlos.
“Porque pedir trabajo -señaló el padre Gonzalo- es pedir dignidad. Es poder llevar un plato de comida a la mesa, comprarle un par de zapatillas a un hijo, mirar el día siguiente con esperanza. Y la comunidad lo sabe. Por eso se prepara con las manos, sí, pero sobre todo con el corazón”.
Y agregó: “Queremos ser una comunidad que abrace al que llega roto, desesperanzado, triste Y ese abrazo empieza desde ahora, en cada ronda de amasado, en cada espiga acomodada con cuidado, en cada oración que susurra una mujer mientras llena las botellitas de agua bendita. Se trata de gestos que comunican que no están solos, que hay otros esperando con amor, con fe, con ganas de sostener”.
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Cronograma del 7 de agosto
Las actividades para mañana ya están delineadas. Todo comenzará en la medianoche, con la tradicional misa de las 0 horas en la capilla San Cayetano, ubicada en calle 102 y 79. Desde las 8 de la mañana, el templo abrirá sus puertas y se pondrá en marcha el despliegue comunitario: armado de carpas, encendido de anafes, venta de empanadas y tortas fritas para reunir fondos que sostienen el trabajo de la capilla durante el año. La imagen del santo estará allí, esperando ser saludada por quienes se acercan con una vela, una foto, una promesa, un pedido.
A las 12 del mediodía será la misa central, seguida por la procesión por las calles del barrio a las 15, si el clima lo permite. Como cada año, la imagen del Santo saldrá a caminar entre la gente. Cerrando la jornada, a las 19 se celebrará la misa de sanación animada por el grupo de Renovación Carismática, un momento que suele estar cargado de emoción y encuentro profundo con la fe.
Todo esto no sería posible sin una comunidad activa, solidaria, de esas que sostienen desde el silencio. “Tenemos una comunidad hermosa, llena de vida, de pibes, de adolescentes, de adultos mayores. Todos se cargan al hombro la fiesta con una entrega enorme”, explicó el sacerdote. Cada gesto, cada preparación, es también una forma de servicio y de oración silenciosa.
Pero más allá de la logística, del cronograma y de la devoción popular, hay un mensaje que resonó con fuerza: el de volver a mirarnos como hermanos. “En esta patria tan dividida, necesitamos redescubrirnos como hermanos”, reflexionó el Padre. “Estamos llenos de grietas, de divisiones. Y muchas veces vemos al otro como una amenaza. Necesitamos mirarnos con más ternura, con más cariño, con más amor”.
San Cayetano, como cada año, será excusa y puente. Excusa para encontrarse, para rezar, para pedir. Y puente para construir una comunidad más solidaria, más humana, más hermana. Porque en tiempos difíciles, la fe puede ser refugio, pero también impulso para seguir caminando juntos.
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