La obsesión al servicio de la enseñanza y la competencia
Esa es la historia de Marcelo Quaglia a lo largo de cuatro décadas en el mundo del deporte
“Nunca tuve lo que se dice en la jerga del deporte “el sueño olímpico”, desde chico. Mi sueño estaba más relacionado con el tenis y me hubiese gustado hacer lo que hice en la natación con el tenis. Sin embargo una vez que estuve allí me propuse volver y logré”. Esa fue la primera frase fuerte de Marcelo Quaglia, en la charla que mantuvimos con uno de los entrenadores más influyentes de nuestro deporte, a lo largo de su historia.
La dupla con Eduardo Otero
Sin duda que hay sociedades que quedan marcadas para siempre y la de Marcelo Quaglia con Eduardo Otero, es sin duda un claro ejemplo a punto tal que probablemente sea la más importante del deporte en el pago chico, que haya existido entre un deportista y un entrenador. Por los resultados, como así también por la extensión en el tiempo. Un matrimonio deportivo que perduró durante 13 años y que Yuri (padre de Carola que está en tercer año de nutrición), describe de esta manera “Eduardo entró a su primer Sudamericano en Lima, cuando era categoría Juveniles en 1995 y no paramos hasta 2008. A partir de ahí, nos tocó viajar por todos lados, porque después vinieron Copas del Mundo Juveniles en Brasil, que se realizaron dos o tres en Río de Janeiro. Además en 1998, siendo todavía juvenil ingresa al Seleccionado mayor para el Sudamericano de Venezuela, hasta desembocar en los Juegos Olímpicos y los títulos sudamericanos en los 100 y 200 metros espalda de mayores, durante cuatro años. Todo eso coincidió además con primera convocatoria como entrenador de selección en la Copa Latina de 1998, en Guadalupe y eso me dio la posibilidad de ir como entrenador nacional a cargo de cuatro nadadores”.
Sydney 2000 una experiencia inolvidable
La relación con Eduardo Otero seguía consiguiendo buenos resultados, participaciones en los campeonatos del mundo como el de Atenas en 1999 y el Sudamericano de Mar Del Plata, le permitió a Eduardo meter la marca B en los 100 metros espalda con un tiempo de 56’’20/100 (su mejor marca histórica y aún vigente en el plano nacional), para clasificar a los Juegos Olímpicos de Sydney. Y ahí estuvo, Yuri “Me tocó debutar en el que probablemente haya sido el mejor Juego Olímpico de la historia por la organización. Además en un lugar donde la natación junto con el rugby es el deporte nacional. Entonces pasaba que íbamos por la calle, nos veían la credencial y cuando decíamos que competíamos en natación era como si fuéramos lo más grande. Nos sucedió de firmar autógrafos en la calle, firmar las paredes en los negocios por ser de natación. Algo realmente impactante. Lo que fue la villa olímpica, la comida, la inauguración. Además me sorprendió que por ser convocado a los Juegos Olímpicos, la ropa que nos dieron era igual y la misma cantidad, que todos los mejores equipos o delegaciones del mundo, que tenían contrato con la marca de las “tres tiras”. La única diferencia era en cuanto a los colores. Encima éramos cuatro integrantes de Necochea en la delegación argentina, porque además de nosotros estaba Pablo Meana (voleibol indoor) y Esteban Martínez (beach voleibol). Increíble, creo que no se va a dar nunca más. Lo único negativo de alguna manera, es que no nos fue como esperábamos. Nos dimos cuenta de lo duro que es, enfrentarse con los mejores del mundo y las potencias” Expresó el hijo de Carlos (farmacéutico) y Adela, hermano de Laura (también profesora de educación física), quien además junto a Otero, tuvo la posibilidad de vivir desde adentro los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.
Cerca del podio
Otro momento importante junto a Eduardo Otero, fueron los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, en República Dominicana, donde “Edu” arañó el podio, algo que pudo haber sido histórico y sobre ese tema recordó que: “extrañamente la marca para clasificar a los Juegos en espalda era difícil y terminó ingresando por los 100 metros mariposa. Clasificó a la final y allí, el primero hace una diferencia considerable con el resto, y del segundo al quinto ingresaron todos en 50/100. El finalizó quinto, haciendo una vuelta muy mala, donde medio que se enganchó con el andarivel y de haber salido bien de ahí, quizás hubiese finalizado segundo o tercero. Son esas cosas que tiene el deporte. De todos modos fue un torneazo y obtuvo diploma panamericano”, contó quien además estudió la carrera de farmacia y se recibió de profesor de educación física en Rosario.
Su pasado como tenista
Más allá de los logros junto a Otero, María Belén Díaz, Gianfranco Pfoh, Axel Daraio o Martín Tadeo a quienes guió para la llegada de éstos a las Selecciones argentinas natación ya sea en Juegos Panamericanos, Sudamericanos, certámenes de aguas abiertas o los Parapanamericanos, Quaglia tiene un pasado en el mundo del tenis. Su pasión, aunque no juegue de hace más de 25 años. En el ex “deporte blanco” se desempeñó como profesor, pero previamente una etapa de jugador. La misma la recordó así: “Arranqué desde muy chico en los Selectivos de la Federación Atlántica de Tenis, que nuclea a Mar Del Plata, Balcarce, Necochea y Miramar entre otras ciudades. Entrenaba con Daniel Fernández, que jugaba los mismos torneos que yo, pero él era cuatro años mayor y tuve la posibilidad en infantiles y menores de clasificarme a tres campeonatos Nacionales. En Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, aunque no pude pasar la primera ronda (risas). De todos modos guardo lo mejores recuerdos. Luego por no tener con quien entrenar y por falta de una estructura, no pude seguir y me puse a dar clases”. Indicó quien fue rival de Guillermo Corti ( balcarceño y ex sparring de Guillermo Vilas), pudo presenciar de cerca el crecimiento de Roberto Argüello (rosarino ex top-100 en el ranking de ATP, ganador del ATP de Venecia y vencedor del Orange Bowl) y se dio el gusto de entrenar cuando venían a hacer pretemporada a Necochea, junto a Alejandro, Carlos y Roberto Gattiker y hasta de pelotear con José Luis Clerc (número 4 del mundo, ganador de 25 títulos y finalista de Copa Davis).
Ese es Marcelo “Yuri” Quaglia, quien como profesor de educación física, guardavidas, profesor del Instituto de Formación, entrenador de tenis en Del Valle, La Dulce, Rowing o en el Club Huracán, trabajando en la colonia de Rosario Central o siendo entrenador o coordinador de la Selección Argentina de Natación, nunca claudicó y a través de su vocación por hacer y su minuciosidad, forjó su obsesión al servicio de la enseñanza y competencia. ///