La foto que debería poner en jaque al fútbol rosarino
El caso de los niños de Newell's sancionados por una foto con un jugador de Rosario Central reabre el debate sobre fanatismo y educación en el fútbol argentino
Por Carina Cabo (*)
Colaboración
Hace unos días conocimos el caso de los niños de Newell’s Old Boys de Rosario que fueron sancionados o, según el club, un problema “abordado internamente” por sacarse una foto con un jugador de Rosario Central.
Este tema, de gran impacto y relevancia, debería permitir abordar no solo lo deportivo, sino también lo social, la pasión por el fútbol, la educación en el deporte y la prevención de la violencia.
Rosario volvió a ser epicentro de un debate que trasciende las canchas. Una simple fotografía encendió la polémica y reavivó una vieja discusión sobre los límites del fanatismo en el deporte más popular del país.
El hecho, que generó repercusión a nivel nacional, involucró a seis niños futbolistas de apenas 9 años. La imagen, que se viralizó rápidamente, los mostraba sonrientes junto a Ignacio Malcorra, jugador de Central, el rival de la ciudad. Lo que debería ser un gesto inocente de admiración hacia un profesional, para el club rojinegro y parte de su entorno, derivó en una situación que requirió una “intervención”.
Inicialmente, diversas versiones indicaron que los niños habían sido sancionados con suspensiones y hasta la quita de sus becas deportivas. La noticia generó una ola de indignación y cuestionamientos en redes sociales y medios de comunicación, con muchos padres, especialistas y figuras del deporte manifestando su desacuerdo con una medida tan drástica.
Sin embargo, el club del Parque Independencia emitió un comunicado oficial buscando aclarar la situación. Y, si bien reconocieron que el episodio fue abordado internamente, la institución enfatizó que “no se realizó ninguna sanción disciplinaria formal para con los chicos” y que los menores “continúan siendo parte del club”.
Según trascendió, pareciera que se trató de un “correctivo interno” y de un diálogo con las familias para “bajar una línea de conducta” y “respetar el escudo y la camiseta”, en un contexto donde el fanatismo muchas veces excede los límites deportivos.
Los padres de los niños involucrados plantearon su desilusión e incluso, uno de ellos manifestó públicamente su decisión de que su hijo no juegue más en el club, priorizando “su integridad emocional” ante la situación generada.
Este episodio reabre el interrogante sobre el rol de los adultos y cómo debemos educar en la enseñanza de un deporte y cómo se gestionan las rivalidades desde las instituciones, especialmente cuando se trata de la formación de niños.
¿Es admisible que una foto con un jugador del equipo rival sea motivo de un “correctivo” en divisiones infantiles? ¿Qué mensaje se transmite a los jóvenes deportistas y a la sociedad en general sobre la esencia del deporte y la convivencia?
Con un tino de gran humanidad Lionel Scaloni, DT de la Selección y referente nacional, salió a defender la foto y la ilusión de 6 chicos queriendo retratarse con un jugador de primera división.
Pero la situación pone de manifiesto la delgada línea entre el fanatismo y la intolerancia que, lamentablemente, suele manifestarse en el fútbol argentino. Esta foto es el espejo de una problemática mayor, muestra la necesidad urgente de promover un fútbol más sano, donde la pasión no se confunda con la agresión y donde la rivalidad sea sinónimo de competencia leal, no de hostilidad, mucho menos cuando los protagonistas son los más chicos. El debate está abierto y es una oportunidad para que el fútbol argentino reflexione sobre el camino que quiere construir para sus futuras generaciones.
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