Familia y carrera: investigadora del Conicet y madre de cuatro hijos
En el Día de la Madre, Ana Julia Alarcos contó su historia. Lo que significó tener trillizos
ROCÍO MAGALÍ SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
La historia de Ana Julia Alarcos parece salida de un cuento de hadas en donde los sueños se cumplen y los obstáculos se saltan como en la rayuela. Para esta doctora en Ciencias Biológicas y madre de cuatro hijos, todo se fue dando con mucha naturalidad.
“Siempre supe que quería tener una familia numerosa. Para ser más exacta, soñaba con tener cuatro hijos y fue lo que al final terminó pasando. Mi mamá también tuvo cuatro y yo pensaba que no lo iba a poder lograr por una cuestión de tiempos y vinieron los trillizos. Yo nunca me iba a imaginar que iba tener tres hijos de una vez y un año y, ocho meses después, mi otra hija, todo fue como tenía que ser”, contó Ana Julia, que actualmente trabaja como investigadora adjunta en el Conicet.
Reencuentros
Alarcos dejó Necochea para hacer la carrera en Mar del Plata y, en el 2007, volvió a la ciudad para escribir la tesis del doctorado, ya como becaria del Conicet. Finalmente se terminó quedando de forma definitiva y, en ese momento, y luego de haberse doctorado, se reencontró con un antiguo amor. “Mi actual esposo había sido mi novio hace muchos años atrás y nos habíamos separado por cuestiones de estudio y geográficas, ya que él es de Mar del Plata y estudiaba en Tandil. Tuvimos una relación, después nos separamos y cada uno por su lado hasta que, a mi vuelta a la ciudad, nos reencontramos. Luego, fue todo muy intenso: al año nos casamos y después llegaron los trillizos”.
Otro punto importante en la historia, es que los dos tenían el deseo de ser padres y que la llegada de los trillizos la tomaron con mucha alegría y tranquilidad. “Siempre fuimos muy compañeros, tuvimos los mismos objetivos y le dimos para adelante. Eso fue fundamental para todo este proceso de la llegada de nuestros hijos. El entendernos tan bien, facilitó mucho la crianza y todo lo referido a la familia”.
Expectativa vs realidad
Entre su fantasía de familia numerosa y su realidad con el sueño cumplido, Ana Julia no encuentra divergencias. “Para ser sincera no encuentro diferencias entre lo que soñaba y lo que estoy viviendo. Más allá de la intensidad que vivimos más que nada cuando eran todos bebés, no cambiaría mi vida y mi familia por nada del mundo”.
La etapa más difícil para ella y su marido, fue cuando los trillizos eran bebés, pero no por lo que conlleva hacerse cargo de los cuidados de tres hijos al mismo tiempo, sino en referencia a la etapa que los trillizos tuvieron que pasar en el Servicio de Neonatología.
“Los trillizos estuvieron dos meses internados en Neonatología porque nacieron sietemesinos. Si bien fue el momento más difícil de transitar de nuestras vidas por el temor a que les pase algo, fue al mismo tiempo, un momento de mucho aprendizaje”, expresó la investigadora de parásitos marinos.
Y agregó: “También nos llevó a ser muy agradecidos a la vida por la salud de los trillizos porque ellos ganaron el peso que necesitaban y se pudieron ir a casa con salud y nosotros estando con ellos allá todos los días vimos casos más complicados”.
Más allá de que la situación presentó el gran desafío de llevar adelante una familia con cuatro niños y al mismo tiempo ser una mujer profesional, Ana Julia y su marido lograron generar estrategias de orden y organización familiar para que ninguno de los dos tenga que dejar sus carreras. “Por mi parte me ayudó mucho adelantar las presentaciones antes de que nazcan mis hijos y también conté con la ayuda de mis compañeros de trabajo que me apoyaron en todo momento y a quienes estoy muy agradecida. Sentir el apoyo en esos momentos realmente fue fundamental”.
El que abandona no tiene premio
En esos momentos de mucha intensidad y hasta podría decirse caos, Ana podría haber pensado en dedicarse solo a la crianza de sus cuatro hijos y poner en pausa la parte profesional pero, aunque muchas veces le resultó tentador, nunca lo considero una opción real. “Si bien algunas veces lo consideré porque no me sentí al cien de mi rendimiento, después recordé todos los años invertidos en estudio y el amor que le tengo a mi profesión y no quise tirar todo eso por la borda. La clave para mí fue bajar el nivel de exigencia en el trabajo y lograr equilibrar mi vida profesional con la personal. Si hubiese dejado en el momento más difícil que fue cuando eran bebés, ahora que son más grandes y todo está más fácil de organizar, me hubiera arrepentido”, expresó.
Mantener la calma en los momentos difíciles y sostener una actitud positiva y de gratitud frente a la vida, llevaron a Ana Julia y a su familia a ser felices, como en los cuentos, pero en la vida real.
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