El último adiós a Lía Crucet
La Reina de la Bailanta fue despedida en Mar del Plata
El jueves, la música tropical perdió a una de sus figuras más emblemáticas: Lía Crucet, conocida como la reina de la bailanta, falleció tras enfrentar años de complicaciones de salud que incluyeron una demencia frontotemporal y, en las últimas semanas, un cáncer bronco pulmonar que precipitó su deterioro. La noticia impactó profundamente en un ámbito artístico que la amaba y respetaba por su carisma y por su legado musical.
Contención y apoyo
Con la voz entrecortada y los ojos cargados de recuerdos, Karina despidió públicamente a su madre en una emotiva charla con el ciclo Desayuno Americano (América). Desde la puerta de la casa velatoria, compartió reflexiones íntimas que desnudaron el dolor y la fortaleza que atraviesa su familia en este momento.
“Estamos acá tratando de ser lo más fuerte posible. Lo más importante es que ahora está con Dios”, expresó quien, como heredera artística de su madre, enfrenta el doble peso de la pérdida personal y el legado público que dejó la reina de la bailanta. Su relato fue una mezcla de recuerdos infantiles, anécdotas cargadas de ternura y la dura realidad de los últimos años de vida de Lía, marcados por una larga batalla contra la enfermedad.
Entre lágrimas, Karina evocó una imagen de su niñez que ahora resurge con fuerza: “Cuando era chiquita y vivíamos en Chile, a eso de las siete de la tarde me agarraba una tristeza y le preguntaba: ‘Mamá, ¿vos nunca te vas a morir?’ Y ella me decía: ‘No, mami, yo nunca me voy a morir’. Esas cosas se me reflejan ahora”, confesó. Las palabras de su madre, pronunciadas con esa mezcla de consuelo y magia que solo los padres saben ofrecer, hoy parecen eco de una promesa que el tiempo, inevitablemente, rompió.
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