El día que Necochea prohibió los videojuegos
En 1995, el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza que expulsó los videojuegos del centro de Necochea y los confinó a un pequeño sector de la villa balnearia. Lo que empezó como un intento de control urbano, terminó convirtiéndose en una fuente de recaudación
El 11 de agosto de 1995, el Concejo Deliberante de Necochea sancionó la Ordenanza Nº 3214/95, una normativa que cambió para siempre la relación de la ciudad con los videojuegos. A partir de ese momento, los locales dedicados a los llamados “juegos electrónicos de destreza personal” quedaron prácticamente vedados del espacio urbano, limitados a un pequeño sector de la villa balnearia.
La medida, aprobada con argumentos que hoy parecen de otra época, fue en realidad la culminación de años de debates. Según los fundamentos del expediente, se buscaba “unificar la legislación sobre este tema” y “mantener una zona exclusiva para su funcionamiento”, siguiendo criterios establecidos en decretos provinciales de 1979.
El artículo 2º de la ordenanza establecía que los locales sólo podían instalarse en el radio comprendido entre las calles 83 y 87, y entre Avenida 2 y 4 bis, un perímetro muy acotado dentro de la zona balnearia. Así, los videojuegos fueron expulsados del centro de la ciudad y de la mayoría de los barrios.
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La polémica que desató la prohibición
Uno de los disparadores inmediatos de la ordenanza fue la habilitación otorgada al Centro de Ciegos Luz y Unión para explotar una sala de juegos en pleno microcentro, lo que había generado fuertes críticas al considerarse una excepción injustificada. La nueva norma dejó en claro que no habría más permisos de ese tipo.
Además, la ordenanza imponía límites estrictos al funcionamiento de las salas: solo podían abrir todos los días durante la temporada estival (del 15 de diciembre al 15 de marzo); el resto del año, únicamente los fines de semana. También restringía la explotación a clubes o entidades civiles con personería jurídica, prohibiendo así la participación de emprendimientos privados.
De amenaza a recurso fiscal
Apenas dos años después, en 1997, el enfoque cambió. El Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza Nº 3637/97, que impuso una sobretasa de $120 bimestrales por cada máquina en funcionamiento. La recaudación se destinaba al Fondo Educacional Universitario, creado para sostener la Unidad de Enseñanza Universitaria de Quequén.
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Los videojuegos, que habían sido expulsados del centro como una supuesta amenaza al orden urbano, pasaban así a ser aprovechados como fuente de recursos para la educación superior.
El cambio de siglo y la flexibilización
Recién en 2004, con la Ordenanza Nº 5146/04, se flexibilizó la normativa. La restricción geográfica fue ampliada, permitiendo la instalación de locales de videojuegos en un área más amplia de la villa balnearia, entre las calles 79 y 89, y entre Avenida 2 y 4 bis. La justificación fue que la norma de 1995 resultaba “discriminatoria” y desactualizada frente a la realidad turística de esos años.
No obstante, la desconfianza hacia los videojuegos en Necochea persistió como una constante en el discurso público durante buena parte de la década de 1990 y principios de los 2000.
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