El compromiso de las cooperadoras
Contribuyen al sostenimiento de los jardines y las escuelas en el día a día
Esta semana que pasó se recordó el Día de las Cooperadoras Escolares y el Consejo Escolar hizo un pequeño agasajo para reconocer el trabajo de aquellas entidades que fueron recientemente creadas y aquellas que se reacomodaron en los últimos meses.
Se recuerda para esta época porque el 15 de octubre de 1816, en Chascomús, Provincia de Buenos Aires, un grupo de familias crearon lo que se considera el primer antecedente del país de lo que hoy conocemos como las Asociaciones Cooperadoras Escolares.
Para una escuela, la función de la cooperadora es primordial porque sostiene la institución en lo que respecta al mantenimiento de todos los días. El cambio de un vidrio, el arreglo de un baño, de una cerradura, pintar un mueble, pero también conseguir útiles escolares para los chicos o insumos para el mismo establecimiento. La cooperadora está en todos esos detalles mínimos en los que no puede estar la Provincia o el Consejo Escolar todos los días y que, sin embargo, son indispensables para el funcionamiento de una escuela o un jardín de infantes.
En los casos de las cooperadoras fuertes, con mucha participación, han llegado a hacer obras más importantes. Tal es el caso de la Escuela Nº 7, que el año pasado culminó la construcción de un SUM, con el esfuerzo de la comunidad.
Las cooperadoras están formadas por padres, docentes, directivos que trabajan ad honorem por la institución, brindando su tiempo libre, sus ganas, su esfuerzo y por, sobre todo, su compromiso. Lamentablemente, lo más difícil es sostener la participación en el tiempo, pero en muchos casos se logra y con muy buenos resultados.
Hay escuelas que tienen cooperadoras grandes participativas y otras, a las que les cuesta más sostener las entidades en pie. Por eso, cada tanto, se vuelven a crear o reorganizar con el ingreso de nuevas familias.
Para juntar el dinero para sostenerse, las cooperadoras cobran una cuota mínima por cada alumno, pero también organizan eventos, venden tortas, hacen choripanes, rifas, etc. De esta manera, recaudan fondos para hacer pequeños arreglos de mantenimiento en los edificios que son tan importantes en el día a día. Cuando los costos de la obra que se requiere superan las posibilidades de la entidad, interviene el Consejo Escolar y la Provincia para dar respuesta a las necesidades sino está la cooperadora.
Además de ser un apoyo para la escuela, la participación de la cooperadora permite que las familias se involucren, se comprometan y quieran a la institución. Es importante entender que la escuela pública se hace y se cuida entre todos. Por supuesto que el Estado provincial y el Consejo Escolar tienen mayores responsabilidades, pero también es importante que cada uno desde su lugar -docentes, auxiliares, padres-, aporte su granito de arena para el sostenimiento de la educación pública y, sin dudas, la cooperadora puede ser un lugar para canalizar ese compromiso.
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