Volvió a Necochea después de 55 años y lo abordaron los recuerdos de una vida de migración y lucha
Daniel volvió a pisar tierra necochense después de más de cinco décadas y trajo a su hija a conocer la ciudad
Por Ian Larsen - Redacción
La experiencia que vivió Daniel Bergner es casi como la de un viaje en el tiempo, como volver a vivir una infancia feliz en Necochea, pero desde otra perspectiva, con toda una experiencia de vida, habiendo conocido buena parte del mundo y con una familia conformada.
Daniel un día se fue y otro día volvió, pero en el medio pasaron nada más ni nada menos que cincuenta y cinco años. Lo curioso de todo esto es que, al tener una hija y un yerno youtubers, esa experiencia de volver a pisar su querida Necochea, quedó captada en varios videos, donde el hombre, que ha vivido estos años en Canadá, cuenta las principales diferencias y similitudes de lo que fue la ciudad de fines de los 60 y la actual.
Sin embargo, su historia de vida también es digna de ser contada, porque pasó momentos duros a lo largo de su infancia, juventud e incluso en la vida adulta, pero logró salir adelante y darle una buena educación y calidad de vida a su familia, aunque muy lejos de casa.
Historia de migración
El padre de Daniel era un austríaco al que la importante empresa maderera para la que trabajaba le dio a elegir distintos países a los que podía ir como jefe, terminando así en Argentina en 1927. El pasar económico de don Bergner era muy bueno y su vida en Misiones era envidiable para muchos. El hombre había llegado casado desde Austria, pero poco tiempo después de llegar a la Argentina se separó y allí en Misiones conoció a quien sería la madre de Daniel y de sus tres hermanos: un varón y dos mujeres (una de ellas es su melliza).
Todo iba encaminado en la familia hasta que el dueño de la empresa, en Austria, falleció y su hijo no demostró tener los talentos de su padre para los negocios, por lo que terminó vendiendo varias fracciones de la empresa, entre ellas la de Argentina. El pasar económico de don Bergner era bueno, así que intentó comprarla, pero hubo alguien que le ganó de mano.
Así se terminaron yendo todos a Buenos Aires y la relación de Bergner con la madre de Daniel se fue resquebrajando, haciendo que ella junto a sus cuatro hijos y su niñera (que luego sería ya adoptada como parte de la familia y considerada una “mamá de crianza” para Daniel), se mudaron a Necochea.
El pasar económico ya no era el mismo, pero no estaban "en la lona", como se suele decir. A pesar de las dificultades que su madre tuvo que afrontar, Necochea le dio a Daniel y sus hermanos una infancia de felicidad.
Su madre había construido desde cero un inmueble de dos pisos (con ayuda económica que le enviaba su exmarido) y en el tercero construyó luego una discoteca o, como se diría hoy, un boliche.
Volver
Todos aquellos recuerdos que acumuló durante todos aquellos años de vida, fueron resurgiendo poco a poco esta semana, cuando Daniel volvió a pisar la ciudad después de 55 años, acompañado por su hija Audrey Bergner y su yerno Samuel Jeffery, que son viajeros y youtubers y graban cada rincón del mundo que pisan. La familia viajera tiene más de 373.000 suscriptores en YouTube, más de 51.000 seguidores en Instagram y cientos de comentarios todos los meses de personas de todo el mundo que siguen sus aventuras.
Lógicamente, Audrey no conocía la ciudad, pero toda su vida había escuchado de ella, mientras que Samuel (que casi no habla español) tuvo la oportunidad de recorrerla también por primera vez e incluso de meterse al mar junto a Daniel, en pleno mayo con temperaturas que rondan los 10 grados. “No quería irme de Necochea sin volver a meterme al mar”, dijo Daniel.
Los recuerdos que contó Daniel son de los años 60, por lo que Necochea era muy distinta. Con una memoria admirable, recordó la rambla, los terrenos que aun eran baldíos, comió pasteles, caminó por el puerto, por el Colegio Nacional e incluso fue a visitar el lugar de la playa que supo ser su casa, en la avenida 10 entre 87 y 89. “Cuando nosotros vivíamos aquí, eran todos chalecitos bajos, no había edificios ni casas de varios pisos. La nuestra era la única de tres pisos. Eso le daba un aire de expansión cuando miraba para afuera”, cuenta.
"Esta fue la casa que nos fundió. Mi papá vendió una casa en Ramos Mejía para construir esto, pero construir los cimientos sobre la arena fue carísimo y tuvieron que pedir un préstamo hipotecario a un prestamista, porque los bancos no te daban. La casa se terminó en varios años, se hizo el piso de abajo para alquilar, el del medio para vivir nosotros y arriba después se hizo la discoteca, pero la hipoteca nos comió la vida. Fue el principio del fin de nosotros en la Argentina. Mi madre nunca más quiso tener una casa propia ni saber nada de la palabra hipoteca. Alquiló el resto de su vida", contó.
¿Qué pasó en el medio?
La historia de migraciones de Daniel Bergner no fue irse de Necochea y llegar a Canadá, donde vive ahora, para volver a su ciudad de la infancia 55 años después. Fue una historia de lucha y humildad.
Después de fundirse con la casa y la discoteca en Necochea, Daniel, sus tres hermanos, su madre y su madre de crianza se mudaron a Córdoba por un año y medio, donde vivieron el “Cordobazo”, en 1969, desde un barrio que estaba lleno de estudiantes, por lo que tiene recuerdos muy cercanos de esos días difíciles del país.
Estando en Córdoba, la hermana mayor de Daniel fue elegida para hacer un intercambio internacional estudiantil en Estados Unidos, donde viajó a hacer el último año de secundario. Al volver, ella contó a su familia lo bien que podía vivir en Norteamérica una familia trabajadora. "Ya no quedaba más nada por vender, así que se terminó todo. Mi hermana nos contó cómo la gente trabajando podía tener una vida digna en Estados Unidos y mamá dijo que era hora de irnos. Primero se fueron mi mamá y mi hermana, por tres meses, y nosotros los esperamos en el campo. Después nos fuimos mi hermano mayor, mi hermana melliza y yo, con un puñadito de dólares en el bolsillo y el miedo de que no nos dejen entrar", contó Daniel.
Daniel vivió durante 25 años en Montreal, se casó en 1978 con la madre de Audrey y pasó también por España y finalmente a Canadá, donde reside hasta el día de hoy. En esos años Daniel tuvo un hotel, supermercado y se las fueron rebuscando durante años con distintos emprendimientos, incluso en la construcción. Hoy también han invertido en Córdoba, en un proyecto que tienen hace años.
Finalmente, después de mucho tiempo, mira con otros ojos a la Argentina que tuvo que dejar y poco a poco se va acercando de nuevo, con miles de recuerdos e historias por contar.
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