Cante con el sentir del sur
Marcelo Grande ha vivido siempre en Quequén, pero su voz puede transportar a quien lo escucha a las tierras andaluzas
Volver a escuchar a un cantaor a 10.000 kilómetros de distancia de Andalucía puede ser una experiencia más que emotiva para alguien que ha dejado su tierra décadas atrás o que nunca ha podido regresar.
El flamenco es música, cante y baile, pero si bien es habitual ver grupos de danzas españolas en nuestro país, encontrar cantaores fuera de Andalucía, Extremadura o Murcia, no es tan simple.
Por ello, los pocos que hay aquí en la Argentina, donde donde hay una gran colectividad andaluza son muy apreciados.
Para Marcelo Grande eso ha significado por un lado, gratificante y por otro, una enorme responsabilidad, que se traduce en nerviosismo antes de cada presentación.
Este hombre de 53 años, que ha vivido siempre en Quequén, asegura que su vínculo con el flamenco es su madre.
Pero señaló que su relación con el cante “comenzó como un juego”.
“Tengo una prima que enseña danzas españolas y allí también daban clases de cajón y cante”, explicó Marcelo.
Fue allí donde realizó sus primeras incursiones en el flamenco, una música relacionada a su familia por la sangre andaluza de la rama materna.
Si bien Marcelo siempre le gustó la música en general y muestra de ello es que concurrió a la Escuela Provincial de Arte a tomar clases de folklore y tango, la sangre lo ha arrastrado hacia el flamenco.
Cantar con la sangre
El flamenco es probablemente la representación artística más internacional de la cultura andaluza y fuera de las fronteras de España, donde las diferencias étnicas e históricas de la península ibérica no están tan claras, es también sinónimo de lo español.
El flamenco ha adquirido tal trascendencia que se ha convertido en un fenómeno global y fue considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2010.
Por ello también, más allá de las tradiciones, el flamenco sigue tan vivo y crece la demanda de todo lo vinculado al cante, la danza y el toque.
Entre las entidades andaluzas de todo el país, la mayoría tienen grupos de danzas, pero son pocas las que cuentan con un cantaor.
El Centro Andaluz de Necochea y Quequén es parte de ese selecto grupo de entidades y por ello ha convertido a Marcelo Grande en uno de sus abanderados.
Marcelo apareció en uno de los videos que recientemente la entidad realizó junto a la Sociedad Española y el Centro Asturiano.
En el video aparece junto Lorena Fernandez y Guillermina Copló en una escena denominada Herencia andaluza.
…Y con el corazón
Marcelo trabaja en el campo, lo que le ha impedido seguir estudiando música, sin embargo también es consciente de que es casi imposible encontrar a alguien que le enseñe el sentir flamenco.
“No hay una escuela de arte flamenco, es un sentimiento que se transmite de una persona a otra”, afirmó.
Por ello asegura que “siempre tiene que estar de por medio el sentimiento”.
“Tenés que sentir lo que vas a cantar”, dijo el quequenense que sueña con algún día visitar Andalucía y conocer la tierra de su madre.
“Me encantaría conocer más de la cultura andaluza y particularmente del cante callejero”, explicó Marcelo.
En su caso, la escuela fue prácticamente el escenario, ya que luego de comenzar a tomar clases de danza y cante, empezó a acompañar al grupo de danzas de su prima Mónica Moretti.
Esto no tardó en hacerlo conocido en el ámbito de los centros andaluces de la región.
Así fue como tampoco tardó en hacer algunas presentaciones con Víctor Pegoraro, el mejor guitarrista flamenco de Mar del Plata.
Con cada presentación Marcelo fue tomando confianza, aunque aseguró que nunca se pierde del todo la timidez.
Pero la respuesta de la gente es “muy gratificante”, afirmó. “Es muy lindo”.
Por ello este hombre de 51 años, que tiene un profundo sentimiento de pertenencia a la colectividad andaluza, desea seguir aprendiendo y mejorando como cantaor.
El 2020, el año en que todo se detuvo, le sirvió a Marcelo para crear nexos a través del Centro Andaluz con otros cantaores y con la cultura andaluza, con la posibilidad de continuar en ese camino pavimentado de sentimientos flamencos.///